Esta es una novela epistolar en la que Jerusha Abbott, una huérfana del Hogar para Huérfanos John Grier, cuenta su vida en la universidad a su benefactor, al que ella llama "Papaíto Piernas Largas". Tras 18 años en el orfanato, este hombre, que quiere preservar su anonimato, decide subvencionar la estancia de Jerusha en la universidad a cambio de que ella le escriba, a través de su secretario, una carta mensual contándole sus progresos. Ella toma el testigo del encargo y le escribe muchas más, pues todo lo que descubre en ese entorno privilegiado es completamente nuevo para ella: desde la ropa a los muebles, desde las clases hasta las excursiones, Jerusha lo vive todo como una oportunidad de aprender, de crecer, de distanciarse del mundo del orfanato. El final está claro desde el principio, o al menos para mí estuvo claro.
Pero es curioso leer cómo Jerusha va progresando no solo en sus estudios sino también en su pensamiento. La historia transcurre a principios del siglo XX y para Judy sus estudios suponen una apertura mental y social que nunca podría haber soñado.
La semana pasada cumplí veintiún años. ¿No le parece que seré una buena votante cuando las mujeres logremos obtener nuestros derechos? Creo que es un gran desperdicio por parte del gobierno no aprovechar a una ciudadana tan consciente, inteligente y bien informada como la que sería yo.
En fin, un libro más bien para público juvenil, pero con un trasfondo de dar que pensar que no está mal, todo contado con un tono jovial y divertido que hace que se lea en un suspiro.
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