26 de abril de 2016

Quince días de noviembre - Jose Luis Correa

Ricardo Blanco es un detective privado afincado en Las Palmas al que acude María Arancha Manrique (Maracha), convencida de que el suicidio de su prometido no ha sido tal suicidio. Maracha es pija requetepija y su difunto prometido igual de pijo que ella y con un nombre insuperable: Toñuco Camember. Total, que Ricardo se ve inmerso en el mundo del pijerío de Las Palmas mientras se encoña claramente de Arancha.

Entre excursión pija y cóctel pijo, tratan de cargárselo y se va poniendo filosófico al modo del realismo mágico, donde los artículos se omiten porque queda como más poético. Entre los pijos y la fiolosfía transcurre la acción de esta novela que no me ha acabado de convencer. Ricardo se cree Humphrey Bogart y Maracha y sus amigos son de un esnob insoportable. Y, visto el resultado final, no se entiende muy bien para qué coño tanta investigación. Menos mal que no es un tocho de tamaño "Guerra y paz", y se puede acabar de leer antes de morir del aburrimiento. Que sí, que a veces tiene su gracia, pero es cansina en su desarrollo.

17 de abril de 2016

El hijo del viento - Henning Mankell

Bengler es un sueco de finales del siglo XIX, bueno para nada. Cuando se da cuenta de que no sabe qué hacer con su vida, decide dedicarla a buscar algún insecto aún no descubierto en el desierto del sur de África. Con ese fin recauda dinero de donde puede y emprende en viaje por mar hasta llegar a su destino y comenzar el viaje a través del desierto a la búsqueda del bicho desconocido. Como era propio de la época, trataba como si fuera morralla a los nativos que le acompañaban en su expedición. Tras varios meses topa con la casa de un hombre que le acoge. Andersson es un hombre raro y despótico. Un día, cuando Bengler está haciendo los preparativos para su marcha, descubre que hay un niño en su habitación, un niño que Andersson había cambiado por un saco de harina. La familia del niño había muerto en algún momento. Bengler decide acoger al niño y llevárselo a su Suecia natal y tratarle como un hijo, dándole el nombre de Daniel.

Desde ese momento, la historia pasa a tener dos narradores: Bengler y Daniel. Daniel nos cuenta la historia de su tribu y la extrañeza que le produce todo lo que le rodea desde el momento en que sale del desierto. El mar, el barco, los zapatos, la ropa, la nieve... En Suecia, Bengler trata de sacar partido al insecto encontrado y a Daniel, que es exhibido poco menos que como un animal exótico.

Es un relato duro de cómo un niño es sacado de su entorno y trasladado a un sitio desconocido, en donde se habla un idioma desconocido y donde no entiende nada. Abandonado por Bengler después de una situación complicada con una periodista, Daniel tiene una única idea: aprender, como Jesucristo, a andar sobre las aguas para poder volver a su tierra.

Es una historia triste que te deja de bajón, pero merece la pena leerlo para tratar de entender el periodo colonial africano y conocer cómo se trataba a los nativos en aquella época.

1 de abril de 2016

Tres abuelas y un cocinero muerto - Minna Lindgren


Tres nonagenarias que viven en una especie de urbanización para viejos están preocupadas por la muerte del cocinero de la residencia.

Durante hojas y hojas no pasa gran cosa, excepto que las abuelas viajan en tranvía (puedes aprenderte las rutas de todos los tranvías de Helsinki), comentan los edificios de Helsinki, cuentan las maravillas y horrores del sistema sanitario finlandés y sufren los arrebatos del personal de la residencia.

Después parece que la cosa se complica porque lo del cocinero tiene que ver con una trama de algo que a mí no me ha quedado claro. En cualquier caso, se hace bastante tedioso. Y lo único interesante es reflexionar sobre el trato que reciben los ancianos (válidos o inválidos) en las residencias geriátricas o en las urbanizaciones para mayores. La infantilización de las personas adultas, la manera en que se abusa de ellas, la indefensión en la que se encuentran son temas actuales, dolorosos y muchas veces ignorados o ninguneados por las personas que no deberían tolerarlos. También el abandono de los ancianos por parte de las familias. En fin, que nada de lo que me ha parecido interesante forma parte de la historia de estas tres mujeres (sí forma parte de sus historias, pero digamos que el rollo del cocinero muerto debería tener más peso y es que apenas llama la atención).

Muy prescindible. Teniendo en cuenta que es una trilogía, si alguien se anima con el segundo tras leer el primero, que me lo cuente, a ver si le doy una segunda oportunidad.