22 de noviembre de 2013

Matar a papá - Carina Bergfeldt


La protagonista de este libro decide matar a su padre el día que ha de recoger a su hermano pequeño en urgencias tras haber sido golpeado en la nuca por su progenitor con una botella. Se compra un cuaderno en cuya tapa hay unas magdalenas de ésas que están tan de moda ahora, y empieza a apuntar ideas para llevar a cabo su proyecto, tomando ideas de aquí y allá sobre modos de matar, de esconder un cadáver, de trocearlo...

Al mismo tiempo, una mujer que había desaparecido hacía meses aparece congelada en un lago de la localidad. Su marido es considerado sospechoso porque la autopsia revela que ha muerto de un golpe en la cabeza. Y lo que en principio parecía una desaparición voluntaria, pasa a ser un asesinato. Las periodistas del periódico local Ing-Marie Andersson y Julia Almliden reciben el encargo de investigar el asunto en profundidad, descubriendo cosas que la policía desconoce. La verdad es que la policía sale bastante mal parada en esta novela.

Así, se entremezclan a tres bandas tres historias: el asesinato de la mujer aparecida en el lago, la historia de la protagonista en el momento presente (cuando está decidida a matar a su padre) y la historia de la protagonista en el pasado, con el maltrato sufrido a lo largo de su vida de manos y boca de su padre. Un maltratador de lo peor, un embaucador que fue camelando a varias mujeres a lo largo de su vida (a medida que las anteriores conseguían escapar de su maltrato) y las iba dejando embarazadas, separándolas de su familia en un primer momento y pasando a la violencia física después. El relato de estos malos tratos en terrible, tenso, atroz. No se entiende que, a lo largo de todos esos años, ninguna de sus mujeres, ninguno de sus hijos denunciara nunca nada. Es terrible que la madre de la protagonista dejara que sus hijos pasaran fines de semana con semejante cabrón. A medida que lees, tú también quieres matar a ese padre. 

Es curioso, porque el padre de la protagonista se llama Valdemar. Cuenta en el libro la historia del Valdemar original, que mató a dos postillones de una diligencia para robar el oro del rey y acabó siendo ejecutado y enterrado fuera del cementerio. Pero en estos años me he encontrado otros Valdemares: el Vandemar de "Neverwhere" de Neil Gaiman y el Voldemort de "Harry Potter y la piedra filosofal", de J.K. Rowling. ¿Será Valdemar un nombre que predestina a la maldad? 

Leedlo. A mí me ha gustado mucho.



14 de noviembre de 2013

Ashford Park - Lauren Willig


Todo el rato he pensado que me recordaba el estilo de "El jardín olvidado" de Kate Morton. Aunque en este caso, el final no sea pasteloso-amoroso. 

La historia la protagonizan a medias Clemmie y su abuela Addie. Clem cuenta la historia en el momento actual y la historia de Addie se remonta a principios de siglo XX y va enlazando historias hasta la actualidad. Addie se va a vivir con sus tíos cuando tiene cinco años, tras la muerte de sus padres. Allí conoce a su prima Bea, de arrolladora personalidad. Y de ahí, en adelante, un culebrón. 

Se deja leer, sí, pero es prescindible, al menos para mí. Si no tienes nada mejor que leer, adelante.

7 de noviembre de 2013

La verdad sobre el caso Harry Quebert - Joël Dicker


Harry Quebert vive tranquilamente en el pueblo de Aurora, en New Hampshire, desde hace más de treinta años. Es un escritor consagrado cuya obra "Los orígenes del mal" se estudia en todos los centros educativos de los Estados Unidos. Además es profesor de universidad, y fue allí donde conoció a su alumno Marcus Goldman, que posteriormente se convirtió en un escritor aclamado por el público. Marcus y Harry se reencuentran después de un tiempo y éste último acoge a Marcus en su casa para que pueda escribir su segundo (y atascado) libro. La vida parece idílica y tranquila hasta que se descubre, en el jardín de la casa de Harry, el cadáver de una niña, Nola Kellergan, desaparecida treinta y tres años antes. Todo apunta a Harry, y de hecho se le detiene como culpable del secuestro y posterior asesinato de la chica. Y es cuando Magnus decide contar la verdad sobre el caso Quebert escribiendo un libro con todas las investigaciones llevadas a cabo treinta años antes y en la actualidad. 

Aurora es un pueblo que no tiene nada que envidiar a cualquier pueblo de España, de los pequeños, donde todo el mundo se conoce y sabe de la vida de los demás, así que Magnus pregunta aquí, allá y acullá, y va enterándose de la verdadera historia de Quebert, que tuvo una relación amorosa con Nola justo el verano antes de desaparecer. Nola, que era una cría de quince años aparentemente encantadora, hija de un pastor de la iglesia, parece no ser del todo trigo limpio, pese a las protestas de Harry. 

Toda la historia se cuenta desde tres tiempos distintos: el del comienzo de todo, cuando Harry conoció a Nola; el actual, cuando Marcus busca la verdad; y el de la época en que Harry y Marcus se conocieron. Todo perfectamente engranado en cada uno de los 31 capítulos, que, en sentido inverso, comienzan todos con una de las frases importantes que Harry le dijo a Marcus en la época en que se conocieron. 

Llega un momento en que has sospechado que el asesino ha sido el que es en realidad, pero es porque prácticamente llegas a sospechar de todo el pueblo. Y a medida que te adentras en la historia te picas más y más y más. Y cuando crees que has llegado a la última vuelta de tuerca, te encuentras con que aún te quedan otras dos o tres. 

Pero para mí, el mejor personaje de todos es la madre de Magnus. Es meticona, repelente, odiosa, de esas madres que llaman a sus hijos ya adultos y les dicen que se sequen bien entre los dedos de los pies porque si no cogerán hongos. Es completamente hilarante. Su obsesión por la homosexualidad de su hijo es tan absurda que no te queda más remedio que partirte de la risa. Es la suegra que nadie quisiera tener.

Hay un detalle que no me ha acabado de gustar, y es que repite algunos diálogos hasta tres veces. Tanta repetición me sobra. Pero, en general, el libro engancha, es entretenido, tienes ganas de saber lo que sigue, y aunque a ratos pienses que Dicker te está tomando el pelo, no lo dejas porque quieres saber la verdad sobre el caso Harry Quebert. Y la verdad te deja pasmada, francamente.