"La carretera" fue galardonada con el premio Pulitzer en el año 2007. No sé si esto es muy significativo porque, leyendo la lista de premios Pulitzer de novela desde que fueron creados, encuentro pocos autores conocidos y pocas novelas traducidas al castellano (para el que quiera curiosear: Premios Pulitzer de novela). Tampoco Cormac McCarthy me sonaba de nada (aunque curioseando, me entero de que también escribió "No es país para viejos", en la que se basaron los hermanos Coen para su película), y si me he leído este libro es por recomendación de mi cuñada.
Esta es una novela apocalíptica, que transcurre en una zona -que parece ser Estados Unidos- completamente devastada aparentemente por un desastre nuclear, protagonizada por un hombre y su hijo, de los que no sabemos los nombres, que caminan y caminan por las carreteras buscando el sur y una esperanza de encontrar algo más que ceniza y muerte en algún sitio.
Al principio es un tanto angustioso, el hambre, el frío, el temor a las bandas de caníbales... hay un párrafo que me espeluznó especialmente:
Pero a partir de ahí, me parece que la novela es una especie de montaña rusa con picos de hambre y dolor y picos de suerte tremenda, encontrando comida en abundancia, que se repiten en varias ocasiones, y que hace que la angustia sea menor porque sabes que encontrarán comida más adelante, seguro.
Por otro lado me pregunto para qué tanto andar, a dónde quiere ir a parar este hombre con su hijo si no parece haber esperanzas, de dónde saca el niño su bondad si es algo que no ha vivido porque desde que nació esto es lo que hay, y están en tal situación que el ayudar a otros dándoles algo de tu comida puede implicar que te roben todo lo que tengas o que te mueras tú de inanición.
En fin, que a mí, estos rollos apocalípticos, me dejan un poco fría. Por cierto, al traductor, Luis Murillo Fort, alguien debería decirle que el verbo "desandar" se conjuga como "andar" y por tanto, no se dice "desandaron" sino "desanduvieron". Lo repite en, al menos, dos ocasiones.