22 de mayo de 2016

Cenizas - Ilsa J. Bick


Las novelas sobre momentos post apocalípticos no me llaman nada. Pero nada de nada. Desde que leí "La carretera" de Cormac McCarthy, me reafirmé en mi idea. Sin embargo, empecé "Cenizas" sin saber que era un libro que transcurre después de algo que, aparentemente, es un desastre nuclear a nivel mundial. Y para cuando me di cuenta de que había habido un desastre así, ya me había enganchado a la novela.

Alex es una chica huérfana con un tumor en la cabeza que no parece haber mejorado nada con los distintos tratamientos a los que la han sometido. Se larga a la montaña, al sur del lago Superior, con la aparente intención de suicidarse. Allí tiene un encuentro con Ellie, una niña de ocho años bastante borde, su perra Mina y el abuelo de la niña, que se muere de repente al tiempo que a Alex le vuelve el sentido del olfato, perdido desde que su tumor comenzó a crecer en el cerebro. Todos los aparatos eléctricos dejan de funcionar (el móvil y el reloj digital de Alex, su linterna de leds, el ipod de Ellie) y entonces Alex decide seguir camino hacia lo alto de la cordillera en la que está, ya que presupone que, sea lo que sea lo que haya pasado, en lo alto del monte los efectos serán menores. Ellie pasa de ella y Alex se va sola, aunque sabe que la niña le va detrás.

Y es entonces cuando se encuentran, en medio del bosque, a dos adolescentes medio zombis zampándose a una vieja y huyen y huyen y se topan con unos lobos que se las quieren comer y luego les salva de un tipo medio zombi otro que parece normal y se llama Tom. Tom es de la edad de Alex y ya ha estado en el frente de Afganistán. Juntos los cuatro, Alex, Tom, Elli y Mina siguen camino arriba hasta toparse con una estación de guardabosques abandonada pero llena hasta los topes de comida, incluso para el perro. Allí pasan un tiempo tranquilo y consiguen enterarse, gracias a la vieja radio de transistores, de lo que ha pasado en el mundo. Total, que como están tan a gustito allí arriba, deciden salir camino de Canadá en una camioneta del año de la tos, transitando por pistas forestales en un estado ruinoso. Y, como no podía ser menos, sufren una emboscada donde les quitan la camioneta, los víveres y a Ellie, pues al parecer los niños y las personas mayores de cierta edad no se han visto afectados por la epidemia zombi, y son aceptados en los pueblos en los que aún hay supervivientes. 

Y Tom y Alex pasan más penurias y luego... bueno, las cosas se ponen interesantes de verdad. Y para cuando están muy pero que muy interesantes, va el libro y se acaba ¡¡¡porque es una puta trilogía!!! Odio, odio, odio profundamente las trilogías en las que las historias no acaban hasta dos libros después. Que te obligan a leer los siguientes libros para saber el desenlace de la historia. Ya podían aprender de Adler-Olsen y su departamento Q: cada historia en cada libro acaba, pero tienes ganas de leer más para saber la historia personal de cada protagonista.

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