Este libro era el segundo de una lectura conjunta en un grupo de facebook. El primero fue "Cicatriz" de Juan Gómez-Jurado. Ambos tienen una parte policíaca y de investigación, pero son radicalmente distintos.
En esta ocasión, nos encontramos con Oliver, un inglés que ha heredado una casa a pie de playa en Suances, y que decide dejar atrás su vida inglesa tras un hecho afortunado y transformar la casa en un hotelito. En las obras se encuentran, al tirar un muro, el cadáver de un bebé momificado con un colgante maya al cuello y este hecho desata historias casi olvidadas y removerá la historia familiar de Oliver hasta lo insospechado.
Paralelamente se nos narra otra historia que comienza el 18 de julio de 1936. La guerra estalla y una familia humilde sobrevive como puede en medio de ella. Jana, Clara y el resto de sus hermanos y sus padres se esconden en cuevas cuando hay bombardeos y ven cómo su familia es desmembrada por el conflicto. Esta historia se nos cuenta como un diario, por una persona de la que no sabremos su identidad hasta el final, pero que se da unos aires de grandeza y superioridad un poquito psicóticos.
De la investigación sobre el cadáver del bebé se encarga la guardia civil y la comanda Valentina, una mujer con un ojo de cada color, neurótica del orden, con una historia personal a cuestas. Valentina tiene a su mando a un variopinto grupo de guardias entre los que destaca Sabadelle, un tipo misógino y un poco gilipollas que no parece llevar bien tener una mujer como superior.
La cosa parece inofensiva y el cadáver suficientemente antiguo como para no matarse en la investigación, pero empiezan a sucederse asesinatos y otros hechos delictivos que tienen que ver, de un modo u otro, con la aparición del cadáver y la cosa se va complicando.
El final es redondo, perfecto. La unión entre la historia actual y la antigua. Y si bien algunas descripciones se me han hecho un poco cansinas, el libro merece la pena de verdad. Es fantástico.
En esta ocasión, nos encontramos con Oliver, un inglés que ha heredado una casa a pie de playa en Suances, y que decide dejar atrás su vida inglesa tras un hecho afortunado y transformar la casa en un hotelito. En las obras se encuentran, al tirar un muro, el cadáver de un bebé momificado con un colgante maya al cuello y este hecho desata historias casi olvidadas y removerá la historia familiar de Oliver hasta lo insospechado.
Paralelamente se nos narra otra historia que comienza el 18 de julio de 1936. La guerra estalla y una familia humilde sobrevive como puede en medio de ella. Jana, Clara y el resto de sus hermanos y sus padres se esconden en cuevas cuando hay bombardeos y ven cómo su familia es desmembrada por el conflicto. Esta historia se nos cuenta como un diario, por una persona de la que no sabremos su identidad hasta el final, pero que se da unos aires de grandeza y superioridad un poquito psicóticos.
De la investigación sobre el cadáver del bebé se encarga la guardia civil y la comanda Valentina, una mujer con un ojo de cada color, neurótica del orden, con una historia personal a cuestas. Valentina tiene a su mando a un variopinto grupo de guardias entre los que destaca Sabadelle, un tipo misógino y un poco gilipollas que no parece llevar bien tener una mujer como superior.
La cosa parece inofensiva y el cadáver suficientemente antiguo como para no matarse en la investigación, pero empiezan a sucederse asesinatos y otros hechos delictivos que tienen que ver, de un modo u otro, con la aparición del cadáver y la cosa se va complicando.
El final es redondo, perfecto. La unión entre la historia actual y la antigua. Y si bien algunas descripciones se me han hecho un poco cansinas, el libro merece la pena de verdad. Es fantástico.
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