Lupita sufrió abusos sexuales en su infancia por parte de su padrastro y malos tratos por parte de su marido. Mató a su hijo en una borrachera y estuvo en la cárcel por ello. Después, a la salida, se hizo policía y dejó el alcohol y las drogas. Lupita es una mujer sencilla, normal y corriente.
Pero al presenciar el asesinato de un delegado político, Lupita se ve inmersa en un montón de mierda que se empeña en salpicarla. Laura Esquivel hace de este libro una crítica durísima a la vida política y social mexicana, llena de mafias, políticos corruptos y gente interesada en ganar mucho y dar poco. También nos muestra que otro México es posible, que hay zonas en las que la policía es la propia gente del pueblo y que se defienden de los corruptos con uñas y dientes. Lupita no es precisamente una joya y recae en sus vicios sin mucha tristeza, pero es una persona íntegra que quiere saber la verdad sobre la muerte que ha presenciado.
Una parte del libro se sumerge en temas psicodélicos de los dioses mexicanos. A mí los rollos psicodélicos y del más allá me sobran bastante, pero habrá a quien le guste saber de ello.
De Laura Esquivel me gustó mucho más, sin duda, la famosa "Como agua para chocolate".
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