23 de julio de 2014

El secreto de Christine - Benjamin Black


Quirke es el forense de un hospital irlandés. Cuando, tras una noche de farra hospitalaria, Quirke se encuentra a su hermanastro Malachy, el más prestigioso ginecólogo de Irlanda, escribiendo un informe de defunción de una mujer, aquel se queda con la mosca detrás de la oreja, a pesar del estado etílico en que se encuentra. Cuando al día siguiente se encuentra que la mujer del informe ha sido cambiada por otra, Quirke comienza a investigar la relación de la muerta y de su hermanastro y se mete en un follón sin comerlo ni beberlo.

Quirke no es un tipo que caiga bien. Bebe bastante, fuma mucho, no es sociable ni tiene buenas relaciones con sus subordinados y su familia no parece tenerle en alta estima. Pero Malachy tampoco es encantador precisamente. Y a medida que vamos sabiendo de la vida e historia de ambos, entendemos un poco la mala relación entre ambos.

Quirke tira de un hilo, de otro, de cabos sueltos, deshilachando la madeja que se ha creado en torno a la muerte de Christine Fall, que ha muerto en el parto, y la hija de Christine, desaparecida a continuación. Y se va encontrando cada vez en más problemas, con amenazas a su vida incluídas. 

El ambiente de la novela en general es opresivo y triste, no sólo por lo mucho que llueve en Irlanda y lo que nieva en Boston, sino por las vidas de todos los protagonistas. Y la historia no es apasionante, ni trepidante, aunque sí interese. Para mí no es una novela de tirar cohetes, ni mucho menos. Aunque el trasfondo sí es interesante (el tráfico de niños, el papel de la iglesia católica en ese tráfico), no lo es la resolución del caso. 

En fin, que no me ha parecido que el autor sea como para el Príncipe de Asturias de las Letras.

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