3 de julio de 2013

El guardián invisible - Dolores Redondo


No había oído hablar de esta novela hasta que mi compañera Silvya me la pidió. Como en alguna otra ocasión me ha pedido otras cosas que me han gustado muchísimo (ella es la responsable de que me haya enganchado al Departamento Q, por ejemplo), procedí a leerme ésta.

"El guardián invisible" está protagonizada por la inspectora de la Policía Foral Amaia Salazar, y transcurre casi en su totalidad en Elizondo y el Baztán. Amaia es la responsable de la investigación del asesinato de una muchacha que ha aparecido muerta en extrañas circunstancias, en una especie de "escenario" recreado para el cadáver. Pronto averigua que un mes antes otro cadáver de otra muchacha había aparecido cerca de allí, y se traslada de Pamplona, donde reside, a Elizondo, de donde es natural, a investigar. Allí se lleva a su marido, un artista inglés que la tiene en palmitas. Y se queda a vivir esa temporada en casa de su tía Engrasi, reencontrándose con sus hermanas, Flora y Ros. Ese reencuentro con su familia y su pueblo le hace reencontrarse con un pasado que creía olvidado y que forma una parte importante de la trama de la novela. También es importante en la novela la mitología del Baztán, la Mari (que también estaba presente en otra novela que leí no hace mucho, "Tiempo de arena", de Inma Chacón), los basajaunes, las begiles... En fin, para una descreída de todo eso como yo, toda esa parte sobra y resta credibilidad a la investigadora. 

"El guardián invisible" engancha, aunque a ratos me sobre un poco tanto la mitología como las comidas de tarro de Amaia. Y no digamos ya el rollito FBI y esa parte que transcurre en Nueva Orléans, que no pinta ná de ná. Sin embargo, la historia de Amaia y su madre es tan brutalmente sobrecogedora que te deja con el corazón encogido un buen rato.

El final es un poco como "corre, corre, que llegamos a la página 650 y de aquí en adelante ya no nos pagan ná". Una vez resueltos los crímenes, todo lo demás se resuelve en un pispás. Pero vamos, no está mal, se lee, engancha, entretiene y aprendes mucho sobre el Baztán (que no es sólo una estación de metro de Madrid).

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