A Toni Hill parecen gustarle los suicidios. Si en su primera novela, "El verano de los juguetes rotos", el inspector Salgado está encargado de la investigación de un aparente suicidio, en "Los buenos suicidas" se encarga de la investigación inicial de lo que parece un suicidio, el de una mujer solitaria llamada Sara. Pero sus pesquisas y las de su compañero y subordinado Fort les llevan a hilar este supuesto suicidio con el de un compañero de trabajo de Sara tres meses antes, que no sólo se había suicidado sino que además había acabado con la vida de su mujer y su hija.
Paralelamente, Leire, la compañera de trabajo de Héctor en la novela anterior, está en su casa, de baja pre maternal, y decide, muerta del aburrimiento, investigar por su cuenta la desaparición de la mujer de Héctor, sucedida seis meses atrás sin que hasta ese momento se haya descubierto nada.
Héctor y Fort llevan sus investigaciones hasta la empresa en la que trabajaban los suicidas, encontrándose con un grupo de lo más variopinto que parecen tener algo que ocultar. Cuando, unos días después, aparece muerta otra trabajadora de ese grupo, Andrea, la cosa está clara: hay algo escondido que afecta a ese grupo, pero todos parecen conchabados para no decir ni mú.
El libro está bien, es entretenido. Pero claro, después de leer a Jussi Adler-Olsen, se queda como cojo. No tienes mucha tensión que digamos, aunque supongo que una investigación policial en realidad no tiene muchos momentos de tensión y sí bastantes de hastío y aburrimiento. Pero bueno, para relajar la mente, vale.
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