"El ángel oscuro" es la segunda novela de la serie de la agente Marian Dahle. En esta ocasión, Marian se enfrenta a la muerte por defenestración de una mujer, Britt Else Buberg, que parece no haber existido, pues en la investigación no encuentran apenas datos de ella, y no parecía tener más amigos que Astrid, una anciana mujer que vive en la residencia de ancianos que hay junto al bloque donde vive.
Además, Lilly, una muchacha polaca que trabaja en un cámping cercano, siente que la espían, lo que hace que el ambiente de la historia sea bastante desasosegante.
La relación entre Cato y Marian sigue siendo bastante tensa, si bien a ratos parece haber una tensión sexual no resuelta. Pero Marian está inmersa en la investigación, que le lleva a recordar su propia infancia (es coreana de nacimiento, y fue adoptada por una pareja noruega, pero la madre adoptiva no estaba muy en sus cabales), y da la sensación en algunos momentos, aunque no llega a saberse, que ha sufrido abusos sexuales de pequeña. La madre de Marian está ingresada en la misma residencia de ancianos que la amiga de Britt Else, así que es bastante normal que a Marian se le remueva el pasado por dentro.
Por otra parte, tirando de varios hilos, Cato y Marian descubren que la hija de Astrid había sido violada y había desaparecido en el mismo cámping donde la chica polaca se sentía espiada, pero 30 años atrás, y que el cámping lo dirige el hermano del asesino de esas chica, y que, casualmente, el director del cámping es amigo del portero del bloque de Britt Else...
Confieso que a ratos me he perdido. Me pasa con los nombres noruegos (y suecos, finlandeses, islandeses) como me pasaba cuando comencé a leer con los nombres ingleses: me lío con ellos. Así que hubo un momento en que yo no sabía quién estaba hablando o de quién estaban hablando.
Además, la editorial se empeña en la contraportada en contarte que Lilly desaparece al mismo tiempo que sucede la muerte de Britt Else, cuando es bastante más tarde, pero como sabes que va a suceder, te vas angustiando por las cosas que cuenta y te indignas de que sea incapaz de denunciar sus sospechas o de buscar ayuda.
La historia me ha gustado bastante, sobre todo porque se ve evolucionar la relación entre Cato y Marian, que en el primer libro era absolutamente insoportable, y que en éste va teniendo otros tintes.
Por otra parte, tirando de varios hilos, Cato y Marian descubren que la hija de Astrid había sido violada y había desaparecido en el mismo cámping donde la chica polaca se sentía espiada, pero 30 años atrás, y que el cámping lo dirige el hermano del asesino de esas chica, y que, casualmente, el director del cámping es amigo del portero del bloque de Britt Else...
Confieso que a ratos me he perdido. Me pasa con los nombres noruegos (y suecos, finlandeses, islandeses) como me pasaba cuando comencé a leer con los nombres ingleses: me lío con ellos. Así que hubo un momento en que yo no sabía quién estaba hablando o de quién estaban hablando.
Además, la editorial se empeña en la contraportada en contarte que Lilly desaparece al mismo tiempo que sucede la muerte de Britt Else, cuando es bastante más tarde, pero como sabes que va a suceder, te vas angustiando por las cosas que cuenta y te indignas de que sea incapaz de denunciar sus sospechas o de buscar ayuda.
La historia me ha gustado bastante, sobre todo porque se ve evolucionar la relación entre Cato y Marian, que en el primer libro era absolutamente insoportable, y que en éste va teniendo otros tintes.
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