Me gustó tanto, tanto, "La mujer del viajero en el tiempo" que cuando encontré este libro no me lo pensé dos veces. También es una historia con un planteamiento extraño, pero se queda lejos del anterior.
En "Una inquietante simetría" nos encontramos nada más empezar con la muerte de Elspeth, que deja en herencia su casa de Londres a sus sobrinas gemelas Julia y Valentina, hijas de su gemela Edie, que viven en Chicago. La herencia está condicionada por varias circunstancias, entre ellas que las gemelas no podrán vender la casa sin haber vivido un año en ella y que sus padres no podrán pisar la vivienda.
Julia y Valentina son gemelas idénticas y especulares. Apenas se las diferencia físicamente, aunque sus personalidades son bien distintas. Julia es fuerte y decidida. Valentina se deja arrastrar por su hermana y sus decisiones, y esto la molesta. A mí particularmente me pondría de mala leche que mi hermana me llamara constantemente "Ratoncita". Pero todo lo hacen juntas, se visten igual, van a los mismos sitios... hasta que aterrizan en Londres y toman posesión de su casa.
En el edificio, que da al cementerio de Highgate, donde está enterrada su tía Elspeth, también vive Robert, el novio de Elspeth, un hombre abrumado por la tristeza por la pérdida sufrida y agobiado por la presencia de Julia y Valentina; y Martin, un tipo con un trastorno obsesivo compulsivo de libro, que acaba de ser abandonado por su mujer, Marijke, harta de soportar las manías y obsesiones de su marido. Un vecindario poco apetecible, a todas luces. Pero que acaba siendo un apoyo para las gemelas.
Pero Elspeth se aparece como un fantasma, aunque Robert en principio no lo reconoce, pensando que se está volviendo loco de tristeza. Pero Valentina la "ve", físicamente, y consigue entablar comunicación con ella y que consiga hablar también con Robert. Y la cosa se empieza a liar, a liar, a liar, hasta el sorprendente desenlace. Entre medias averiguamos por qué Elspeth no quería que Edie pisara su casa y descubrimos secretos muy bien guardados durante años.
Pero el final es en plan "Uy, que ya llevo tres páginas de más, tengo que cortar" y venga, zas zas, corto aquí y andando. Como con prisa, como si el editor le estuviera diciendo a Audrey que se le había pasado el plazo de entrega. En sí la novela está bien, pero el final te deja un poco fría.
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