Cómo no ser una drama mamá empezó como un blog (que aún sigue: Cómo no ser una drama mamá) con el que echarte unas risas. Quien no se sienta identificado con alguna de las frases es que tuvo una madre de otro planeta.
Amaya Asunce desgrana, uno a uno, todos los consejos que su drama madre le daba (y aún le sigue dando). Algunos son exclusivos de su madre (Si te toca lo puesto, te guardas algo para un café. Así no serás ludopata, o No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán.) y otros son prácticamente universales en el mundo maternal (Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas, Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas o Tu cuarto está manga por hombro). Con muchos de ellos te partes de la risa, se te escapa la carcajada (Los mejores disfraces son los que te haces tú misma, Un drogata suicida no es decorativo, nena, una planta sí).
Es un libro desintoxicante. Te ríes, lees un poco más, te vuelves a reír, haces la cena, lees un poco más y te tronchas... No es alta literatura, desde luego; pero a veces viene bien reírse, darse cuenta de que tu madre no era la única que decía que lo negro del plátano es lo mejor ni tú la única niña que iba abrigada como si fuera al polo norte. Y aquí estamos todas, todos, habiendo sobrevivido a consejos como estos o muy parecidos.
(Y lo peor es darse cuenta de que una también le dice a sus hijos que se tomen el zumo rápido que se le van las vitaminas).
Amaya Asunce desgrana, uno a uno, todos los consejos que su drama madre le daba (y aún le sigue dando). Algunos son exclusivos de su madre (Si te toca lo puesto, te guardas algo para un café. Así no serás ludopata, o No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán.) y otros son prácticamente universales en el mundo maternal (Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas, Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas o Tu cuarto está manga por hombro). Con muchos de ellos te partes de la risa, se te escapa la carcajada (Los mejores disfraces son los que te haces tú misma, Un drogata suicida no es decorativo, nena, una planta sí).
Es un libro desintoxicante. Te ríes, lees un poco más, te vuelves a reír, haces la cena, lees un poco más y te tronchas... No es alta literatura, desde luego; pero a veces viene bien reírse, darse cuenta de que tu madre no era la única que decía que lo negro del plátano es lo mejor ni tú la única niña que iba abrigada como si fuera al polo norte. Y aquí estamos todas, todos, habiendo sobrevivido a consejos como estos o muy parecidos.
(Y lo peor es darse cuenta de que una también le dice a sus hijos que se tomen el zumo rápido que se le van las vitaminas).
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