La protagonista de este libro decide matar a su padre el día que ha de recoger a su hermano pequeño en urgencias tras haber sido golpeado en la nuca por su progenitor con una botella. Se compra un cuaderno en cuya tapa hay unas magdalenas de ésas que están tan de moda ahora, y empieza a apuntar ideas para llevar a cabo su proyecto, tomando ideas de aquí y allá sobre modos de matar, de esconder un cadáver, de trocearlo...
Al mismo tiempo, una mujer que había desaparecido hacía meses aparece congelada en un lago de la localidad. Su marido es considerado sospechoso porque la autopsia revela que ha muerto de un golpe en la cabeza. Y lo que en principio parecía una desaparición voluntaria, pasa a ser un asesinato. Las periodistas del periódico local Ing-Marie Andersson y Julia Almliden reciben el encargo de investigar el asunto en profundidad, descubriendo cosas que la policía desconoce. La verdad es que la policía sale bastante mal parada en esta novela.
Así, se entremezclan a tres bandas tres historias: el asesinato de la mujer aparecida en el lago, la historia de la protagonista en el momento presente (cuando está decidida a matar a su padre) y la historia de la protagonista en el pasado, con el maltrato sufrido a lo largo de su vida de manos y boca de su padre. Un maltratador de lo peor, un embaucador que fue camelando a varias mujeres a lo largo de su vida (a medida que las anteriores conseguían escapar de su maltrato) y las iba dejando embarazadas, separándolas de su familia en un primer momento y pasando a la violencia física después. El relato de estos malos tratos en terrible, tenso, atroz. No se entiende que, a lo largo de todos esos años, ninguna de sus mujeres, ninguno de sus hijos denunciara nunca nada. Es terrible que la madre de la protagonista dejara que sus hijos pasaran fines de semana con semejante cabrón. A medida que lees, tú también quieres matar a ese padre.
Es curioso, porque el padre de la protagonista se llama Valdemar. Cuenta en el libro la historia del Valdemar original, que mató a dos postillones de una diligencia para robar el oro del rey y acabó siendo ejecutado y enterrado fuera del cementerio. Pero en estos años me he encontrado otros Valdemares: el Vandemar de "Neverwhere" de Neil Gaiman y el Voldemort de "Harry Potter y la piedra filosofal", de J.K. Rowling. ¿Será Valdemar un nombre que predestina a la maldad?
Leedlo. A mí me ha gustado mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario