18 de junio de 2012

Hablaré cuando esté muerto - Anna Jansson

"Anna Jansson - Hablaré cuando esté muerto"

Frida Norrby es una octogenaria que acaba de quedarse viuda. Su vecina, Signe, que estaba enamorada del marido de Frida, le confiesa que aquel había enterrado un niño en el jardín de su casa. Al encontrar el cadáver, Frida decide investigar qué se traía su marido entre manos y, tras encontrar unos papeles y mapas en una caja de seguridad del banco, trata de encontrar lo que su marido buscaba.

En su búsqueda tropieza con Joakim, un delincuente maltratador con el que se hace como si fuera un escolar, que la acompaña en sus correrías. 

Y con un vecindario que ríete tú de cualquier pueblito de la zona, para que luego digan que los españoles somos chismosos...

Pues la cosa es que lo que se dice emoción, no hay. Que sí, que queman la casa de Frida, que aparecen muertas otras dos mujeres y que una vecina es golpeada durante la noche, pero no, no hay emoción. Las cosas pasan como sin pena ni gloria. Y la búsqueda de Frida es tan sui-generis... Pero es que además, si buscas "Roma, Gotland" en google (que es en donde suceden los hechos) te encuentras que tiene una población de menos de 300 personas, cuando la sensación leyendo el libro es que es bastante más grande.

Y todo lo relativo al obispo Unni y su entierro descabezado, suena un poco a "El código da Vinci", la verdad.

Pasable, pero no como para gastarse el dinero en comprarlo.

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