Se lee rápido, te entretiene, te hace reír a ratos, y piensas qué puede de tener de sorpresivo el final si te lo cuenta por la mitad (pero al final sí es sorpresivo aunque un poco marrullero). Cuenta la historia de un profesor de instituto checo que es contratado por un mafioso local para darle un cursillo de escritura creativa (o algo así) a su hija, sumida en una depresión por penas de amores. Como es obvio, el profesor se acaba enamorando de su alumna. Beata, que así se llama la muchacha, pasa por varios estadios: de borde insufrible a pija que redecora su cuarto, a intelectualoide, a profesora de instituto, a .... en fin, variadas y múltiples cosas. La novela tiene su punto de humor ácido, me hizo gracia cuando el mafioso se lleva al profesor a su puticlub y él se preocupa únicamente de si llevará o no esos calzoncillos fruto del desteñido a rosa de la última lavadora.
Por otro lado, hay algo molesto a lo largo de toda la novela, que es la profusión de citas de otros autores. Una auténtica plaga, tanto que parece que es puramente para hacer bulto y que la novela ocupe las páginas que ocupa.
Me encanta la hija del profesor, una púber ávida lectora de la revista "Bravo" (algo así como el "Superpop" en España), y su relación con sus padres.
En definitiva, otro de esos libros de leer en la piscina tomando el sol, sin más.
Por cierto, que en mi ejemplar (de la biblioteca) había cuatro hojas sin imprimir cerca del final, en los que el profesor contaba un cuento que había publicado en el Playboy y que ponía a parir al álter-ego de Beata.
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