Nombeko es una niña que vive en Soweto. Trabaja vaciando las letrinas del gueto. Es analfabeta, o eso parece. Porque Nombeko sabe hacer cálculo mental más deprisa que una calculadora y es más lista que el hambre, así que aprende a leer enseguida, y lee todo lo que pilla, cosa nada fácil cuando eres mujer, negra y vives en la Sudáfrica del apartheid. Por azares del destino, Nombeko consigue hacerse con unos diamantes y decide largarse de Soweto y llegar a Johanesburgo, con el fin de leer todo lo que haya en la biblioteca. Pero por el camino es atropellada por un tipo borracho y condenada en un juicio absurdo a trabajar para él durante siete años. El tipo resulta ser ingeniero en el ambicioso proyecto surafricano de convertir el país en una potencia nuclear. Pero el ingeniero es un auténtico inútil y la presencia de Nombeko le facilitará mucho las cosas.
Paralelamente se nos cuenta la historia de Holger 1 y Holger 2, mellizos e hijos de un hombre sueco obsesionado con la monarquía. Primero por conocer al rey de Suecia y luego con abolir la monarquía en el país. Los Holger son particulares, porque solamente uno de ellos fue inscrito y sólo existe (a efectos oficiales) uno de ellos. Holger 1 continúa con la obsesión paterna antimonárquica mientras que Holger 2 solamente aspira a existir y poder llevar una vida normal.
Jonasson vuelve a darnos un paseo por la historia contemporánea, desde Sudáfrica hasta China pasando por Suecia, sólo que esta vez, a mi juicio, se hace cansino en el último tercio del libro. Es todo tan absurdo y traído de los pelos, y tan lento que me ha llegado a cansar y a desear dejar el libro. A ver, el libro es divertido por lo que plantea, te hace reír a ratos, tiene ese punto absurdo que Jonasson ya explotó en El abuelo que saltó por la ventana y se largó y en conjunto no está mal. Es de fácil lectura, aprendes historia, reconoces cosas que ya has vivido... Pero al final se hace cansino. O al menos a mí me lo ha parecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario