Llegó a mis manos por una lectura conjunta de unas amigas. Tras una disputada votación, quedó el primero en la lista de libros propuestos. Y me puse a ello.
Simon Sax es un cerebrito que ha creado un algoritmo de reconocimiento de imágenes que te permite hacer una foto a algo, buscarlo en internet y comprarlo. Su amigo Tom se encarga de la parte legal del asunto. Simon y Tom son como la noche y el día. El primero es un bicho asocial con fobia a las relaciones personales. El segundo, un don Juan encantador. Simon, además, arrastra una historia familiar un poco peliaguda y está al cargo de su hermano mayor, Arthur, un hombretón con síndrome de Down.
Simon y Tom se reúnen con un gurú de una gran empresa para venderle el algoritmo. La oferta económica es brutal, sobre todo teniendo en cuenta que Simon está poco menos que en la ruina. Pero las condiciones impuestas son difíciles de cumplir, a qué engañarnos, aunque se ponen a ello con empeño y empujados por el jugoso anticipo que les dan (y que tendrán que devolver si el algoritmo no cumple, en el plazo establecido, con los requisitos que les exigen).
Y es entonces cuando Simon comete el error de entrar en una página de rusas guapas y conocer a una que le hace ojitos. Irina está buenísima y se interesa rápidamente por Simon, y paga ella los billetes de ambos para conocerse y conseguir el visado de acceso de Irina a Estados Unidos. Pero hay algo oculto en ella y Tom no se fía un pelo...
En paralelo, se nos cuenta la historia de la infancia de Irina, una historia bastante dura que te deja el corazón sobrecogido.
Y después todo, todo, todo, te hace estar en tensión y con el corazón a cien por hora. Desenmarañando las historias de Simon y de Irina, apresurando la puesta de largo del algoritmo, lidiando con las dificultades y con algún que otro asesinato. No te deja ni un segundo para respirar. Cuando acabas de leer es cuando, por fin, consigues que el corazón te palpite a su velocidad habitual.
Totalmente recomendable.
Simon Sax es un cerebrito que ha creado un algoritmo de reconocimiento de imágenes que te permite hacer una foto a algo, buscarlo en internet y comprarlo. Su amigo Tom se encarga de la parte legal del asunto. Simon y Tom son como la noche y el día. El primero es un bicho asocial con fobia a las relaciones personales. El segundo, un don Juan encantador. Simon, además, arrastra una historia familiar un poco peliaguda y está al cargo de su hermano mayor, Arthur, un hombretón con síndrome de Down.
Simon y Tom se reúnen con un gurú de una gran empresa para venderle el algoritmo. La oferta económica es brutal, sobre todo teniendo en cuenta que Simon está poco menos que en la ruina. Pero las condiciones impuestas son difíciles de cumplir, a qué engañarnos, aunque se ponen a ello con empeño y empujados por el jugoso anticipo que les dan (y que tendrán que devolver si el algoritmo no cumple, en el plazo establecido, con los requisitos que les exigen).
Y es entonces cuando Simon comete el error de entrar en una página de rusas guapas y conocer a una que le hace ojitos. Irina está buenísima y se interesa rápidamente por Simon, y paga ella los billetes de ambos para conocerse y conseguir el visado de acceso de Irina a Estados Unidos. Pero hay algo oculto en ella y Tom no se fía un pelo...
En paralelo, se nos cuenta la historia de la infancia de Irina, una historia bastante dura que te deja el corazón sobrecogido.
Y después todo, todo, todo, te hace estar en tensión y con el corazón a cien por hora. Desenmarañando las historias de Simon y de Irina, apresurando la puesta de largo del algoritmo, lidiando con las dificultades y con algún que otro asesinato. No te deja ni un segundo para respirar. Cuando acabas de leer es cuando, por fin, consigues que el corazón te palpite a su velocidad habitual.
Totalmente recomendable.
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