Para mí, "El hombre del traje gris" siempre ha sido parte de una canción de Sabina ("Quién me ha robado el mes de abril"). De pronto me encuentro con que es un libro, un libro de hace tiempo, y lo leo y es actual, actual.
Cuenta la historia de Tom. el hombre del traje gris, que está casado con Betsy. Tienen tres hijos y viven en un chalecito típico americano en un barrio normal. Llevan una vida normal, sin pretensiones (aunque beben muchísimo, a mi juicio: todas las noches acuestan a los niños y se echan al coleto algún combinado), sin problemas, sin estrecheces pero sin lujos. Tom fue paracaidista en la primera guerra mundial y eso ha marcado su vida. Betsy tiene una energía que para mí las quisiera yo, además de ser una optimista irredenta, en claro contraste a la insulsez y falta de expectativas de Tom.
Tom consigue un nuevo trabajo, mejor remunerado, que hace que Betsy pueda permitirse en soñar con una vida mejor. Además, muere la abuela de Tom y heredan una enorme finca en un lugar privilegiado con una casona gigantesca- ¿Qué más se puede pedir? Pues nada. En realidad, pasar, lo que se dice pasar, no pasa gran cosa. Con el cambio de trabajo, Tom se reencuentra con una parte de su vida anterior, la que transcurrió en Italia en plena guerra, y eso le inquieta; como también le inquieta el cambio de trabajo, las posibilidades de triunfar en él, los problemas que le puede acarrear el viejo criado de su abuela. Y, en un arrebato "místico", llevado por los consejos de su mujer, decide ser sincero con su jefe, con su mujer, con su vida, dándole un nuevo aire a todo lo que le rodea.
Sorprendida me he quedado con un detalle que para un norteamericano puede resultar una nonada, pero que aquí suena "extraterrestre": en el pueblo al que van a vivir hacen un referéndum para decidir si crean nuevas escuelas. Previamente, se organiza una reunión en el ayuntamiento para que cada uno pueda exponer los pros y los contras de crearlas. ¿Alguien se imagina algo así aquí?
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