Me gusta mucho más Amélie Nothomb cuando cuenta sus experiencias con los orientales y las cuenta con ese humor tan negro que tiene ella, y te descacharras de la risa.
"Ordeno y mando" no tiene nada que ver con chinos o japoneses. Es la historia Baptiste, un hombre anodino, al que un invitado a una cena le cuenta que, cuando una persona muere en la casa de uno, no hay que llamar a la policía. Al día siguiente, un desconocido muere de forma fulminante en casa de Baptiste, quien, tras un momento de duda, decide no llamar a emergencias y hacerse pasar por el muerto, Olaf, apropiándose de su Jaguar y del resto de su vida. Pero lo que podría ser una premisa interesante acaba convirtiéndose en una historia un tanto aburrida, cogida con alfileres, y absurda y carente de interés. Y el final es en plan, venga, que ya acabo, me quedan cinco páginas, a ver cómo remato...
Qué diferente a "estupor y temblores" o "Ni de Eva ni de Adán"
No hay comentarios:
Publicar un comentario