Johanna Morrigan vive en un pueblo inglés, del estilo de los que salen en "Billy Elliot" o "Full monty". Tiene una vida cutre y pobre con su familia: su padre, alcohólico y minusválido, que cobra una ayuda por su minusvalía; su madre, hippy psicodélica con depresión post-parto tras el nacimiento de los gemelos; su hermano mayor, Krissi, compañero de fatigas y homosexual sin declarar; y su hermano pequeño, Lupin. La vida es una mierda que transcurre del colegio a casa y viceversa, sin nada que destacar. Johanna se masturba con el bote del desodorante (hilarante escena) y lee todo cuanto cae en sus manos.
Pero Johanna no quiere seguir toda la vida con esa vida. Wolverhampton se le queda pequeño y decide dedicarse a escribir crítica musical para una revista londinense, cambiarse el nombre e iniciar su despegue, con apenas diecisiete años, en el mundo del periodismo. Se construye una nueva vida y se hace llamar Dolly Morrigan. Viste de forma estrafalaria y consigue introducirse en ese mundo que le es completamente ajeno. Su inmersión en la redacción de la revista, y en la vida en general, es tronchante.
Además, Dolly-Johanna está deseando que alguien la bese. Y que alguien la folle. Sus coqueteos y sus devaneos amoroso-sexuales son descojonantes, su afán por dejar contento al contrario son tronchantes. Es un libro de iniciación a la vida bastante distinto a lo habitual, nada místico, y muy divertido. Dolly busca su sitio en plan elefante en una cacharrería y va dejando algunos cacharros rotos por el camino.
Y también, por el camino, se nos desglosa la vida, la política, la música del Reino Unido de Margaret Thatcher. Con una acidez y una mala leche estupendas.
Un libro muy divertido, de una autora a la que no conocía pero a la que seguiré. Os dejo un enlace a una entrevista que le hicieron en eldiario.es
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