¡¡Qué libro tan estupendo y original!!
Se me ha parecido al estilo de Pennac en "La felicidad de los ogros", por esa recreación surrealista de la sociedad. Cuenta la historia del matrimonio Tuvache, dueños de una tienda, la tienda de los suicidas, donde se venden, como su propio nombre indica, todo tipo de artículos para suicidarse (venenos, cuerdas, kimonos para hacerse el harakiri con su sable correspondiente, piedras de cemento con cadena para tirarse por un puente...). Mishima y Lucréce tienen tres hijos, a los que han puesto nombres de suicidas: Vincent (por Van Gogh), Marylin (por Monroe) y Alan (por Alan Turing, "padre" de la inteligencia artificial). Tanto los padres como los hijos mayores son seres taciturnos, depresivos, tristes, pero Alan... Alan es una preocupación constante para su familia, ya que se empeña en sonreír y ver siempre el lado positivo de la vida. Sus padres le reprenden porque despide a los clientes con un "hasta otro día".
Las situaciones planteadas están repletas de humor negro. Los nombres de los venenos, los kits de suicidio, las instrucciones que dan a los suicidas... pero especialmente todo lo que transcurre alrededor de Alan, hace que te rías sin querer (y que te mire la gente en el tren). Especialmente tronchantes me parecieron las causas de la ida y del retorno de Alan del campamento.
Toda la novela transcurre dentro de esa tienda, que incluye la vivienda de los Tuvache, en la ciudad de las Religiones Olvidadas, en una sociedad del futuro sin esperanzas, donde el cambio climático ya no es una amenaza sino una realidad. Es tan cruda la vida, que el ejecutivo en pleno del país decide suicidarse ante las cámaras de televisión.
Y el final...
4 comentarios:
Qué interesante lectura!!! la verdad que es atrayente, un poquito de humor negro de vez en cuando no viene nada mal, verdad??
En fin, lo apuntaré porque aún tengo una larga lista ante mí, pero ha logrado sacudirme un poquito por dentro, y eso siempre es bueno.
Chaoo!!
Creía que había dejado aquí un comentario, pero lo debió abducir la nave nodriza.
Decía que me parece un libro divertido y que tiene pinta de ser uno de los que llamo libros medicina. Tomo nota de él para buscarlo en la biblio.
Wow! ya me pica la curiosidad. A ver si termino "la felicidad de los ogros" que me está costando un poco y sin duda, sigo con éste.
Muchas gracias por el blog; realmente me está siendo de gran ayuda.
Sí, un poco medicina sí que es. Pero es que empecé a leerme el de Muñoz Molina y como voy fatal de tiempo y pesa tantísimo opté por un libro flaquito... y mira, me encontré esta sorpresa.
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