5 de agosto de 2011

La de dios es cristo - John Niven

Lo que en la novela de David Safier, "Jesús me quiere" era una historia completamente naïf, es en "La de dios es cristo" completa irreverencia, aunque la intención de Jesús, en ambos casos, sea la misma: hay que ser buenos.

Dios vuelve de unas merecidas vacaciones. En el cielo han pasado unos días, pero en la tierra han pasado cinco siglos. Dios se fue cuando Leonardo, Copérnico y Miguel Ángel parecían estar poniendo un poco de cordura y vuelve en el año 2011, tras dos guerras mundiales y otras muchas regionales, el Kukuxklan, el integrismo islámico, los antiabortistas, y un infinito de cosas más. Así que, visto el plan, decide mandar de nuevo a su hijo a la tierra para que ponga orden. Pero antes de mandarlo nos encontramos con un Dios (y un Jesucristo, y unos apóstoles) que adoran a los maricas, que fuman canutos a troche y moche y que se van de charla con el demonio, que está muy entretenido torturando a los que han ido al infierno (y qué buenas son todas las penitencias que impone, según las faltas cometidas).

Así pues, Jesucristo vuelve a la tierra y nos lo encontramos ya adulto, con 30 años, hecho un "perroflauta", con una pandilla de desharrapados compuesta por dos colegas del instituto con los que hizo un grupo musical, una yonki, una ex-yonki con dos niños, dos alcohólicos y un veterano de guerra sonado. No oculta su condición de hijo de dios, aunque nadie le cree. Predica la bondad y ayuda a los demás. Y decide apuntarse a un concurso tipo Operación Triunfo con el fin de sacar la pasta suficiente para poder dar de comer a toda la pandilla. Como el tío canta como dios, le eligen como participante y se va, junto con toda la panda, a Los Ángeles, en un viejo autobús que han comprado con lo que sacan de devolver el billete de avión en primera clase que le ha proporcionado el concurso. El viaje, atravesando todos los Estados Unidos de costa a costa, es delirante, casi del tipo del de "Pequeña Miss Sunshine", y en él recogen de paso a un chaval que esconde un secreto y a un pobre muchacho con sida a punto de ser apaleado por masas enfervorecidas de "cristianos" a los que Jesús se enfrenta con su verdad. 

Durante el concurso, Jesús se enfrenta a uno de los jurados, Stelfox, un tipo del estilo a aquel jurado de OT que tenía tanta mala leche, pero con más poder. Después de varias vicisitudes, Jesús acaba consiguiendo un contrato de muchos millones con los que compra una inmensa finca en Texas donde monta una comuna que no acaba de ser bien vista por el pastor (religioso) del pueblo más cercano.
Pero lo que más me gusta del libro, además de lo irreverente que es imaginar a Dios o a Jesucristo fumando canutos a todas horas o cosas así, son las opiniones completamente salvajes que tiene Jesucristo sobre la iglesia católica en general y sobre el Papa en particular: encubridor de pederastas, negador del Holocausto, y provocador de infecciones masivas de sida al negar el poder del condón para prevenirlas en África. Opiniones con las que estoy completamente de acuerdo.
- ¿Católico, eh? - dice Jesús, la única persona en el estudio cuyo pulso sigue latiendo con normalidad-. ¿Y qué me dices de ese papa vuestro? ¿Sabes que rechazó firmar una declaración de la ONU en que se reconocían los derechos de los homosexuales y los discapacitados? Y el tipo prácticamente ha negado el Holocausto. Ha.... 
(...) ... ha castigado a conocidos pederastas de la Iglesia Católica sentenciándoles a un "periodo de penitencia". Vamos, ni siquiera los despidió. Y en la mitad de los casos se les destinaba a otras parroquias donde podían empezar de nuevo. Pero bueno, si es que éste es el mismo papa que tuvo los santos y peludos cojones de ir a África y contarles que el uso del preservativo podía, de hecho, incrementar la expansión del SIDA... 
 (...) ... miembro de las Juventudes Hitlerianas. Un homófobo antisemita- suelta Jesús. 
- ¡Tus comentarios son absolutamente ofensivos! - estalla Crane.
- Pues perdóname - dice Jesús cuando cortan a publicidad-. El cristiano eres tú.

Una llega a la conclusión de que lo que sobra en el catolicismo es la iglesia católica como tal, y que si realmente todos fuéramos cristianos y nos comportáramos bien, las cosas irían mucho mejor. Por cierto, el relato que hace uno de los apóstoles a Dios sobre todas las ramas de la Iglesia desde que se inició el cristianismo es tronchante por lo exhaustivo y por lo demencial. 

Os lo recomiendo muy vivamente.