23 de diciembre de 2011

Una temporada para silbar - Ivan Doig


Iba yo buscando libros por la Feria del Libro y ya me había comprado unos cuantos cuando oí a alguien que decía de éste que era una maravilla. Pero te da ese picorcillo de ¿cómo me voy a comprar otro más si ya me he gastado una pasta?. Y no me lo compré. Hasta que un día lo vi en el escaparate de la librería que hay frente a mi trabajo y no me pude resistir. Luego pasó un par de meses en la estantería de casa esperando turno. Y cuando, al fin, pude echarle mano, pensé en por qué no lo había hecho antes. 

Esta obra maestra está protagonizada por Paul Milliron. Paul está encargado de cerrar las escuelas rurales de Montana y vuelve a su tierra para hacerlo. Y al llegar a su antigua casa los recuerdos le asaltan y nos cuenta el año en que su vida cambió. Tras la muerte de su madre, su padre decide contratar un ama de llaves tras leer el anuncio en el periódico "No cocina, pero tampoco muerde". Rose llega a casa de los Milliron acompañada de su hermano Morrie y cambia la vida del pueblo. Por azar, Morrie llega a ser el profesor de la escuela del pueblo, donde se hace con los chicos con sus conocimientos y su forma de enseñar. Paul nos cuenta cómo transcurre la vida en ese pueblo, en el año 1909, en Montana; cómo él y sus hermanos (y el resto de niños del pueblo) van al colegio a caballo (cosa que da que pensar: nuestros churumbeles no dan un paso sin nosotros y estos niños montaban a caballo para ir al cole a oscuras y solos), cómo se organiza la cosecha y la siembra, cómo eran las escuelas rurales (con todos los niveles en la misma aula) y cómo era en general la vida. 
Me encanta la forma súper respetuosa que tiene Morrie de enseñar a los niños y de tratarlos. 

Me ha gustado mucho, muchísimo. Te da pena que se acabe.

20 de diciembre de 2011

Todo por una chica - Nick Hornby

Nick Hornby Todo por una chica
En "Todo por una chica" nos encontramos a un adolescente como protagonista, Sam, hijo de padres divorciados, loco por el skate, que habla con un póster de su ídolo Tony Hawk y se sabe de memoria sus memorias. Todo parece irle bien: su madre está contenta, a él le van bien los estudios y parece que su futuro será más prometedor que el de sus padres, que le tuvieron cuando estaban en plena pubertad. Para rematar, Sam conoce a Alicia, una chica guapísima y encantadora, y se enamoran locamente, olvidándose de todo lo demás. Se inician en el sexo y durante seis meses son absolutamente felices, hasta que empiezan a cansarse el uno del otro y lo dejan. 

Y entonces empiezan a irle las cosas mal a Sam: Alicia le llama y él no lo coge porque cree que la ha dejado embarazada y huye de su casa, con lo puesto, a buscarse la vida en una fuga absurda que le dura un par de días. A su vuelta, tiene sueños sobre la paternidad en los que se ve agotado, despertando por los codazos de Alicia que le pide que cuide del bebé porque ella está agotada, o coincidiendo con otros padres que él no conoce pero que parecen conocerle, y angustiado por no saber el nombre de su hijo. 

Te deja un regustillo amargo, un punto de reflexión, te hace pensar. Pero no me acaba de convencer.

18 de noviembre de 2011

Si tú me dices ven lo dejo todo ...pero dime ven - Albert Espinosa

Este libro me llamó la atención por su título. Albert Espinosa parece tener cierta propensión a poner títulos largos a sus libros pero, al menos en este caso, está bien escogido. 

El libro nos cuenta la historia de un hombre que se dedica a buscar niños desaparecidos. Comienza la novela con la ruptura con su pareja, en el mismo instante en que recibe un encargo: buscar a un niño desaparecido que no cuadra con sus cánones habituales; y a lo largo de toda la historia nos vamos enterando de que él fue, también, un niño desaparecido, cómo fue su infancia, qué le ha llevado a romper con su pareja, cómo encuentra al niño y la gente que, en el camino de su vida, ha conocido y le ha llenado. Es una novela breve pero intensa, que te deja un poso pendiente en el corazón; te hace pensar en los motivos que una tiene para tener o no tener hijos; y que a mí, concretamente, me ha hecho pensar en cómo trato a los chavales de doce o trece años. 

Se lee en un pispás, así que la recomiendo.

17 de noviembre de 2011

Bésame mucho - Carlos González



Aysss... qué gusto... un pediatra que no opina que todos los niños son unos pequeños cabroncetes nacidos para putearte, sacarte de tus casillas, impedirte seguir con tu vida normal... que te deja que les mimes, que no te obliga a que se lo coman todo, que te deja que duermas con ellos (con el gustito que da olerles, sentir su piel suavita, aunque te den un calor horroroso y unas patadas dignas de Messi). Que te deja que sigas tu instinto como madre y te olvides de todos esos rollos de "no le cojas, que se malacostumbra", "no duermas con él, que te toma el pelo"... 

Con este párrafo me reí a carcajadas:

De vez en cuando, una madre agotada me explica que apenas puede dormir, porque su hijo la reclama varias veces cada noche:
—A veces lo meto en la cama con nosotros y que mame cuando quiera; es la única manera en que puedo dormir. Pero, claro, su padre dice que no puede ser, que al final se va a tener que ir él de la cama.
—¿Y qué edad tiene su marido?
—Treinta y dos, ¿por qué?
—Porque ya es lo bastante mayorcito para dormir solo. Si con treinta años necesita dormir acompañado, ¿qué espera que haga un niño de tres años?

Y este otro párrafo da que pensar:

Veamos un caso concreto. Jaime se considera un buen esposo y un padre tolerante, pero hay cosas que le hacen perder los. estribos. Sonia tiene un carácter difícil, nunca obedece y encima es respondona. Se «olvida» de hacerse la cama, aunue se lo recuerdes veinte veces. Es caprichosa con la comida; las cosas que no le gustan, ni las prueba. Cuando le apagas la tele, la vuelve a encender sin siquiera mirarte. Te coge dinero del monedero, ni siquiera se molesta en pedirlo por favor. Interrumpe constantemente las conversaciones. Cuando se enfada (lo que ocurre con frecuencia), se pone a llorar y se va corriendo a su habitación dando un portazo. A veces se encierra en el cuarto de baño; en esos momentos, ningún razonamiento consigue tranquilizarla. De hecho, una vez hubo que abrir la puerta del baño a patadas. Pero lo que realmente saca a Jaime de quicio es que le falte al respeto. Anoche, por ejemplo, Sonia cogió unos papeles del escritorio para dibujar algo. «Te he dicho que no cojas los papeles del escritorio sin pedir permiso», le dijo Jaime. «¿Pero qué te has creído? ¡Yo cojo los papeles que me da la gana!», respondió Sonia. Jaime le pegó un bofetón, gritando: «¡No me hables así. Pide perdón ahora mismo!»; pero Sonia, lejos de reconocer su falta, le plantó cara con todo desparpajo: «¡Pide perdón tú!» Jaime le volvió a dar un bofetón, y entonces ella le gritó: «¡Capullo!» y salió corriendo. Jaime tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para contenerse y no seguirla. En estos casos es mejor calmarse y contar lentamente hasta diez. Por supuesto, Sonia estará castigada en casa todo el fin de semana.

Hasta aquí la historia. Supongamos ahora que Sonia tiene siete años y Jaime es su padre. Y usted, ¿qué opina? ¿No es éste uno de esos casos en que a cualquiera «se le iría la mano»? ¿No sirvió esta bofetada para descargar la atmósfera, como tan bien decía el Dr. Spock? ¿Qué pueden hacer en un caso así esos fanáticos que prohibieron por ley las bofetadas? ¿Van a denunciar a este padre ante los tribunales por pegar un bofetón a una niña que, por cierto, se lo tenía bien merecido? ¿No es mejor dejar que estos problemas se resuelvan en el ámbito familiar sin intervenciones externas? Tal vez incluso esté usted pensando que una niña nunca habría llegado a ser tan desobediente y respondona si le hubieran dado una buena bofetada hace tiempo. Esta situación parece típica de niños malcriados por padres permisivos que no saben establecer límites claros, que no imponen la necesaria disciplina: lo que hoy está permitido, mañana provoca una respuesta desmesurada, con el resultado de que el niño está confuso y es desgraciado.

¿Y si yo le dijera, amable lector, que Sonia tiene en realidad diecisiete años y que Jaime es su padre? ¿Cambia eso algo? Repase la historia a la luz de este nuevo dato. ¿Le parece tal vez que es demasiado grande para pegarle, para apagarle la tele o para hacerle pedir permiso antes de coger una simple hoja de papel? ¿Le parece adecuado que un padre abra a patadas la puerta del baño donde está su hija de diecisiete años? ¿Empieza tal vez a sospechar que se trata de un padre obsesivo, tiránico y violento, y que la respuesta de su hija es lógica y comprensible?

Y si es así, ¿por qué esta diferencia? Reflexione unos momentos sobre los criterios que ha usado para juzgar a este padre y a esta hija. ¿Están los niños pequeños más obligados que los adolescentes a respetar las cosas de los mayores, a recordar y cumplir las órdenes, a obedecer sonrientes y sin rechistar, a hablar con amabilidad y respeto aunque por dentro estén enfadados, a mantener la calma y no llorar ni dar escenas? ¿Son más perjudiciales los gritos y los golpes para el adolescente que para el niño pequeño? No son ésos los criterios que sigue la Justicia con los menores de edad. Antes bien, cuanto más pequeño es el niño, menos responsable le consideran los jueces y menor es el castigo (si es que existe algún castigo). ¿Quién tiene razón: el Estado «intervencionista», que no considera al niño responsable de sus actos, o el padre «justo y sabio», que corrige a su retoño cuando aún está tierno? Quizá, en vez de asistentes sociales, educadores, tribunales de menores y reformatorios, sería mejor abrir cárceles de máxima seguridad y restablecer la tortura para los delincuentes juveniles.

Pero todavía queda una posibilidad aún más inquietante. ¿Y si yo le digo ahora que Sonia tiene veintisiete años y que Jaime es su marido? (No, no estoy haciendo trampa. Vuelva a leer la historia: en ningún momento había escrito que Sonia fuera la hija. ) ¿Le parece normal que un marido le apague la tele a su esposa «porque ya ha visto suficiente», que le ordene hacerse la cama, que la obligue a comérselo todo, que le prohiba coger un papel o que le pegue un bofetón? ¿Sigue pensando que Jaime es un buen marido, pero que el carácter difícil de Sonia le hace perder a veces los estribos? ¿Acaso no es un derecho y un deber de cualquier marido corregir a su esposa y moldear su carácter, recurriendo si es preciso al castigo («quien bien te quiere, te hará llorar»)? ¿Acaso no juró ella, ante Dios y ante los hombres, respetar y obedecer a su marido? ¿Ha de intervenir el Estado en un asunto estrictamente privado?

¿Por qué al leer por vez primera la historia de Jaime y Sonia pensó usted que Sonia era una niña? Pues precisamente porque Jaime le gritaba y le pegaba. Inconscientemente, usted ha pensado: «Si la trata así, debe de ser su hija. » No se nos ocurre que se pueda tratar así a un adulto, lo mismo que al leer las palabras «ataque racista» en un titular, no se nos ocurre pensar que las víctimas puedan ser suecas.

La violencia nos parece más aceptable cuando la víctima es un niño; cuanto más pequeño, mejor.
 Es un libro para reflexionar, para ayudarnos a entender a nuestros hijos y a comprenderlos, para ayudarnos en su crianza, para entender lo que nos pasa cuando tenemos un hijo.

15 de septiembre de 2011

Un paso en falso - K.O. Dahl


No estaba previsto que leyera este libro, llegó a mí sin buscarlo. Así que dejé de lado a Mankell y me puse con él. Ya había leído un par de novelas de K.O. Dahl, así que sabía que me gustaría, y para llevarla a la playa no estaba mal. Es la tercera novela en la que los protagonistas son Gunnarstranda y Frølich, dos policías noruegos.
En esta ocasión, Frølich se lía con una mujer, Elizabeth Faremo, que resulta no ser trigo limpio. Se habían conocido hacía tiempo, en una operación policial. De pronto un día ella reaparece y le persigue hasta conseguir que él se interese por ella, iniciando una relación sentimental y sexual un tanto ambigua, ya que ella da pocos datos de su vida.
Al poco tiempo, el hermano de Elizabeth, Jonny, se ve involucrado junto a otras dos personas en el asesinato de un guarda jurado y la vida se complica para Frølich: Elizabeth declara a favor de su hermano y nombra a Frølich en su declaración en el juzgado, lo que hace que el policía quede fuera de la investigación del asesinato. Frølich debe tomarse unas vacaciones forzosas, aunque no deja de investigar por su cuenta; especialmente cuando su novia desaparece y luego aparece asesinada. El resto de los implicados desaparecen de uno y otro modo, complicando la investigación.
Mientras tanto, Gunnarstranda lucha entre fiarse de su subordinado y su obligación de mantenerlo al margen de las investigaciones. 
Y aunque la historia se va haciendo cada vez más intensa e interesante, el final es un poco... ¿decepcionante? ¿precipitado? ¿absurdo?

17 de agosto de 2011

Bartleby, el escribiente - Herman Melville


Había leído de este libro en alguna otra novela, como un libro a leer y a ser tenido en cuenta, por ser una especie de modelo para lo que vino después. Cuenta la historia de un abogado de renombre en Nueva York, a mediados del siglo XIX, que contrata para su bufete al escribiente Bartleby. Bartleby parece eficiente hasta que un día, al encomendarle una tarea, dice que prefiere no hacerla. A partir de ese momento, su jefe, que en un principio se sulfura y está dispuesto a echarle, va rebajando gradualmente su mala leche mientras que Bartleby prefiere hacer cada vez menos cosas. Y llega un momento en que no hace absolutamente nada más que mirar por la ventana de su cubil. 

De Bartleby apenas se sabe nada. Su jefe, en cambio, que es el narrador de este relato, se nos presenta en todo su esplendor. Nos muestra sus sentimientos, su actitud cambiante hacia Bartleby, y nos relata cómo son sus otros subordinados con total detalle. Vemos cómo, gradualmente, pasa del enfado a la más absoluta compasión a lo largo de todo el relato. 

Además, en la era de la informática, resulta curioso leer cómo se copiaban y contrastaban documentos hace siglo y medio, una labor tediosa y aburrida como pocas. Y es que los tiempos adelantan que es una barbaridad. 

No obstante, me quedo pensando cómo habría sido la vida de Bartleby si hubiera trabajado en esta época de vaivenes laborales, si hubiera trabajado para el presidente de la patronal.

14 de agosto de 2011

Niños en su cumpleaños - Truman Capote


Éste es uno de los libros que me compré en la Feria del Libro de Madrid, donde encuentras cosas que no encuentras en grandes librerías. Truman Capote me gusta a rabiar desde que leí "A sangre fría", que me pareció una obra maestra. 

"Niños en su cumpleaños" es un relato corto, apenas 61 páginas de un libro de tamaño pequeño, que se leen de un tirón. Cuenta la llegada a un pueblo de Alabama, en el año 47, de una chica de once años, Lily Jane Bobbit, y de su madre, una mujer que no habla nunca. Miss Bobbit, como se hace llamar, revoluciona la vida del pueblo y en especial de dos amigos, Billy Bob y Preacher Star, que llegan a pelearse para conseguir ser el elegido. 

Desde la primera frase se sabe que Miss Bobbit muere atropellada por el autobús de las seis, el mismo que la trajo desde Mobile. Pero Capote sabe llevarnos por la historia de manera que nos olvidemos de ese "pequeño" detalle (como hizo García Márquez con "Crónica de una muerte anunciada") y nos enganchemos a ella sin remedio. 

Es de la editorial NordicaLibros, una editorial pequeñita pero con unos libros a los que no falta detalles, y con una colección muy bien cuidada.

Vive como puedas - Joaquín Berges


Es una novela sobre vidas fracasadas y cómo superarse a sí mismo. Luis es un empleado de una fundación dedicada a las energías renovables, divorciado de Carmen, con la que tiene dos hijos, y de la que sigue enamorado (pero la dejó cuando la encontró en la cama con su primo, que es además su jefe), casado con Sandra, una mujer obsesionada con la vida y la comida sana, con la que tiene un hijo, Everest, y que a su vez tiene una hija, Valle. Everest está en la fase de preguntas imposibles, y su padre es incapaz de contestar a ninguna con la seguridad que el niño necesita.
Toda la novela es, en realidad, el diario que escribe Luis sobre su vida, donde cuenta sus fracasos personales (desde el divorcio de Carmen hasta que su primo le quitara el puesto de jefe, desde la falta de respuestas adecuadas a Everest hasta la atracción física que siente por la profesora de su hijo pequeño, amén de los amores de su hija mayor y de creer que su hijo Álex se droga). 
En un momento dado, todo va cuesta abajo, cada vez peor, cada vez peor, en una serie de calamidades cada vez más hilarantes (como cuando se come el caldo sustancioso que cree que Sandra le ha dejado para cenar). 
Es divertido, aunque también he llorado un poco con la muerte de uno de los personajes, una persona joven, y es que pensar que se me muere alguien cercano me angustia bastante.

Os la recomiendo, aunque me gustó más la de "El club de los estrellados", del mismo autor.

5 de agosto de 2011

La de dios es cristo - John Niven

Lo que en la novela de David Safier, "Jesús me quiere" era una historia completamente naïf, es en "La de dios es cristo" completa irreverencia, aunque la intención de Jesús, en ambos casos, sea la misma: hay que ser buenos.

Dios vuelve de unas merecidas vacaciones. En el cielo han pasado unos días, pero en la tierra han pasado cinco siglos. Dios se fue cuando Leonardo, Copérnico y Miguel Ángel parecían estar poniendo un poco de cordura y vuelve en el año 2011, tras dos guerras mundiales y otras muchas regionales, el Kukuxklan, el integrismo islámico, los antiabortistas, y un infinito de cosas más. Así que, visto el plan, decide mandar de nuevo a su hijo a la tierra para que ponga orden. Pero antes de mandarlo nos encontramos con un Dios (y un Jesucristo, y unos apóstoles) que adoran a los maricas, que fuman canutos a troche y moche y que se van de charla con el demonio, que está muy entretenido torturando a los que han ido al infierno (y qué buenas son todas las penitencias que impone, según las faltas cometidas).

Así pues, Jesucristo vuelve a la tierra y nos lo encontramos ya adulto, con 30 años, hecho un "perroflauta", con una pandilla de desharrapados compuesta por dos colegas del instituto con los que hizo un grupo musical, una yonki, una ex-yonki con dos niños, dos alcohólicos y un veterano de guerra sonado. No oculta su condición de hijo de dios, aunque nadie le cree. Predica la bondad y ayuda a los demás. Y decide apuntarse a un concurso tipo Operación Triunfo con el fin de sacar la pasta suficiente para poder dar de comer a toda la pandilla. Como el tío canta como dios, le eligen como participante y se va, junto con toda la panda, a Los Ángeles, en un viejo autobús que han comprado con lo que sacan de devolver el billete de avión en primera clase que le ha proporcionado el concurso. El viaje, atravesando todos los Estados Unidos de costa a costa, es delirante, casi del tipo del de "Pequeña Miss Sunshine", y en él recogen de paso a un chaval que esconde un secreto y a un pobre muchacho con sida a punto de ser apaleado por masas enfervorecidas de "cristianos" a los que Jesús se enfrenta con su verdad. 

Durante el concurso, Jesús se enfrenta a uno de los jurados, Stelfox, un tipo del estilo a aquel jurado de OT que tenía tanta mala leche, pero con más poder. Después de varias vicisitudes, Jesús acaba consiguiendo un contrato de muchos millones con los que compra una inmensa finca en Texas donde monta una comuna que no acaba de ser bien vista por el pastor (religioso) del pueblo más cercano.
Pero lo que más me gusta del libro, además de lo irreverente que es imaginar a Dios o a Jesucristo fumando canutos a todas horas o cosas así, son las opiniones completamente salvajes que tiene Jesucristo sobre la iglesia católica en general y sobre el Papa en particular: encubridor de pederastas, negador del Holocausto, y provocador de infecciones masivas de sida al negar el poder del condón para prevenirlas en África. Opiniones con las que estoy completamente de acuerdo.
- ¿Católico, eh? - dice Jesús, la única persona en el estudio cuyo pulso sigue latiendo con normalidad-. ¿Y qué me dices de ese papa vuestro? ¿Sabes que rechazó firmar una declaración de la ONU en que se reconocían los derechos de los homosexuales y los discapacitados? Y el tipo prácticamente ha negado el Holocausto. Ha.... 
(...) ... ha castigado a conocidos pederastas de la Iglesia Católica sentenciándoles a un "periodo de penitencia". Vamos, ni siquiera los despidió. Y en la mitad de los casos se les destinaba a otras parroquias donde podían empezar de nuevo. Pero bueno, si es que éste es el mismo papa que tuvo los santos y peludos cojones de ir a África y contarles que el uso del preservativo podía, de hecho, incrementar la expansión del SIDA... 
 (...) ... miembro de las Juventudes Hitlerianas. Un homófobo antisemita- suelta Jesús. 
- ¡Tus comentarios son absolutamente ofensivos! - estalla Crane.
- Pues perdóname - dice Jesús cuando cortan a publicidad-. El cristiano eres tú.

Una llega a la conclusión de que lo que sobra en el catolicismo es la iglesia católica como tal, y que si realmente todos fuéramos cristianos y nos comportáramos bien, las cosas irían mucho mejor. Por cierto, el relato que hace uno de los apóstoles a Dios sobre todas las ramas de la Iglesia desde que se inició el cristianismo es tronchante por lo exhaustivo y por lo demencial. 

Os lo recomiendo muy vivamente.

27 de julio de 2011

U del ultimátum - Sue Grafton

Llevaba viendo en el escaparate de la librería de enfrente del trabajo este libro semanas, y no lo compraba por dos razones: 
  1. Me daba pena utilizar tan poco mi ebook,
  2. Tenía demasiadas cosas pendientes de leer.
Peeeero.... llegué a la Feria del Libro y lo vi ahí, más barato, llamándome... y sucumbí.

Sue Grafton no me ha defraudado jamás, y después del último Pennac (arrggg... he visto en otra librería que ha sacado nuevo libro "Señores niños" y la historia me parece interesante), necesitaba leer algo que me gustase, así que he tirado de la detective Kinsey Millhone, he obviado a mi pareja mientras conducía el coche y he sido la copiloto más desatenta en su piloto y más concentrada en la lectura de toda la A-6. 

Kinsey es una detective privada que trabaja en Santa Teresa, California, tiene 38 años, dos divorcios a cuestas, es huérfana desde los cinco años y fue criada por su tía Gin.

Kinsey se enfrenta en este libro a una historia sucedida 25 años antes. Michael Sutton vuelve a Santa Teresa y le cuenta a Kinsey una historia un poco extraña sobre un recuerdo que le ha venido cual flash-back de unos hombres enterrando un bulto, coincidiendo con la fecha del secuestro y desaparición de una niña en la misma zona. Michael entonces tenía 6 años y ahora, mucho mayor, se encuentra con que tiene poca credibilidad debido a una historia familiar truculenta sucedida en su juventud, en la que acusó a sus padres de abuso sexual contra él, y de la que se retractó al fallecer su padre. 

Kinsey decide investigar el tema durante un día, pero la cosa se desmanda y se ve más y más imbuida en una historia poco creíble de primeras, pero que se va haciendo cada vez más seria y más posible a medida que avanza en las investigaciones.

Además ella misma encuentra datos sobre una familia (la suya) que no había sabido que existiera hasta el libro anterior, y en éste encuentra sorprendentes novedades que la hacen ver su propia historia desde otro punto de vista.

Entre medias se cuenta la historia de la niña secuestrada y de las personas y vecinos que la rodeaban, en la época del flower power.

Me resulta curioso de este libro leer cómo se presupone que los chavales estadounidenses dejan la casa familiar al ir a la universidad, pero dejándola de verdad, no volviendo a cada poco ni nada. Se ganan la vida como pueden, se pagan los estudios trabajando y en casa de sus padres van a la habitación de invitados porque ya no tienen habitación propia. Y pienso en los adolescentes, jóvenes y no tan jóvenes españoles, que vuelven a casa por navidad, por semana santa, por la semana blanca, por verano, por puentes, por fiestas de guardar... o que directamente no se van. Y digo yo que habrá un lugar intermedio.

19 de julio de 2011

El señor Malaussène - Daniel Pennac


Con ésta novela, Pennac me ha acabado de convencer de que algo se mete cuando empieza a escribir: no sé si se fuma unos canutos o se mete unos tripis. Ésta cuarta entrega de la saga malausseniana se me ha hecho ya cansina. Es prácticamente de ciencia ficción. Si en la anterior Pennac nos deleitó con una resurrección in extremis y un trasplante multiorgánico que para sí quisieran en Anatomía de Grey, en ésta nos descubre una nueva técnica de tratamiento contra la infertilidad que daría envidia a muchas clínicas (y pondría la mar de contentos a los contrarios al aborto).
En esta ocasión, Julie, la pareja de Benjamín está embarazada; la madre de Benjamín ha vuelto y está sumida en algún tipo de depresión; los desahucios se suceden en Belleville, y se va destruyendo el barrio; el cine de toda la vida está a punto de demolición; y aparecen varios muertos, la mayoría prostitutas, despellejadas. La tribu de Benjamín es cada vez más numerosa, y no sé muy bien de qué viven. Y Benjamín se encuentra abrumado ante su próxima paternidad. En fin, lo de siempre. Y, como siempre, Benjamín es el principal sospechoso de los asesinatos, con tan mala pata que el encargado de la investigación ya no es el comisario Coudrier, sino su yerno, que quiere cambiar la metodología del suegro y da por culpable a Malaussène antes incluso de llevarlo al juzgado. Además hay una especie de final tramposo en medio de la novela que te deja pensando (aún más) en si todo es una vacilada o si ése día Pennac no tenía más ganas de continuar escribiendo y se sacó de la máquina un final deus-ex-machina que luego tuvo que rectificar.

En fin, que tengo la quinta novela de esta saga, pero no tengo muchas ganas de comenzarla...

17 de junio de 2011

La familia ilustrada - Laura Gutman

Laura Gutman es muy conocida en los foros de crianza natural por ser una mujer que escribe sobre maternidad, crianza... desde el punto de vista de la crianza con apego. Nunca había leído un libro de ella, aunque sí había leído bastantes artículos. Lo que había leído sobre sus libros me parecía demasiado "hippy", incluso estando a favor de un tipo de crianza que se lleva poco, como es la crianza natural. 

"La familia ilustrada" es un libro ameno, se lee deprisa, tiene unos dibujos chulísimos de Micaël (que, aunque ella no lo dice en ninguna parte del libro, es su propio hijo) y está bien para hacerse una idea general sobre el tema. Llama la atención sobre varios puntos clave, pero siempre desde el buen rollo: la medicalización de los partos y no dejar que la mujer sea la que se guíe por su propio instinto; la vuelta a casa con un bebé que no es como el de los anuncios, que llora, come, y no te deja dormir demasiado; la invisibilidad de la mujer en el puerperio; los nuevos tipos de familia... 

Para mi gusto hay cosas en las que exagera, pero en general es un libro entretenido, que nos aporta con un punto de vista humorístico unas reflexiones sobre la familia que nos pueden hacer pensar. 

En cuanto pueda, os pondré algunos de los dibujos de Micaël, que no tienen precio.

1 de junio de 2011

Mire al pajarito - Kurt Vonnegut


Llevo intentando encontrar "El desayuno de los campeones" de este mismo autor al menos tres años, y no hay modo.

Este libro me lo regaló mi cuñado por mi cumpleaños. Se trata de un libro de relatos cortos ilustrado con dibujos del mismo Vonnegut. A mí, por definición, no me gustan los relatos cortos porque me dejan con ganas de más. Pero algunos de estos relatos son buenísimos y te mantienen en vilo (como el de "El key club de Ed Luby") y otros son "simplemente" buenos. La verdad es que merece la pena leerlos. Me gustó también mucho uno de ellos, el que trataba de un trabajador un poco muerto de asco en su trabajo que descubre una vida nueva gracias a una compañera nueva; y es que todo depende del ángulo con que se mire.

25 de mayo de 2011

El hombre del corazón negro - Ángela Vallvey


"El hombre del corazón negro" nos cuenta las historias de múltiples protagonistas. Es la historia de Sigrid, una policía completamente ninguneada por un mal capítulo en su vida. La de Polina, una adolescente captada por una red de trata de blancas, que la prostituye desde los quince años. La de Mariya, una rusa blanca con un aura de santidad. La de Feroza, que limpia casas de ricos y vive una vida triste. La de Misha, un ladrón de ley, jefe de la mafia rusa, rico y despiadado a partes iguales. La de Kakus, un matón descerebrado. La del juez encargado de perseguir a las mafias, aparentemente distante. La de la madre del juez y su amiga, dos mujeres mayores y viudas. 

Son tantas las historias que cuenta que, aunque en un momento dado coincidan todas, hacen que el relato quede deslavazado, demasiado disperso. Y de repente, en apenas cincuenta páginas, todo se resuelve por arte de birlibirloque, como si la autora hubiera visto que llegaba al número máximo de páginas permitido y no pudiera extenderse más, y no tuviera ganas de recortar lo ya escrito. Y aunque la parte rusa de la historia tiene un cierto aire de verdad, la parte española, con Sigrid y el juez investigando, queda un poco de novelas de Barbara Cartland, para qué nos vamos a engañar.

17 de mayo de 2011

Jesús me quiere - David Safier

Este libro es para pasar un rato sin más pretensiones, reírte, y ya. Cuenta la historia de María, una mujer gorda que deja a su novio plantado en el altar (granjeándose su odio, lógicamente) y de Joshua, un carpintero que aparece como de la nada y que parece ser Jesús de Nazaret. Pone un poco patas arriba los evangelios y la historia sagrada, se burla de algunos mandamientos que aparecen en el antiguo testamento y viene a decir que lo importante, realmente, es ser buena persona. Lo demás es surrealista y divertido, aunque el trasfondo tenga más enjundia. También en su anterior novela, "Maldito karma", Safier proponía la salvación por la bondad, aunque fuera a base de sumar puntos con buen karma, para reencarnarse y tener una vida mejor que la anterior. 

María comparte su vida con su novio hasta que le planta (y se vuelve un psicópata), con su padre, que se ha echado una novia rusa impresionante y jovencísima con hijita de ocho años incluída; con su hermana, enferma con un tumor cerebral pero cáustica e irónica; y con su madre, que la abandonó siendo María pequeña y que vuelve para liarse con el pastor de la Iglesia, Gabriel, que no es quien parece ser. Toda una galería de personajes que incluye también al demonio, encarnado en diferentes seres humanos entre los que destacan George Clooney y Alicia Keys (para tentar a unos y a otros), a cual más pirado y delirante.

En suma, un buen rato. Especialmente tronchante es el apocalipsis final y la transfiguración de Dios en Emma Thomson...

3 de mayo de 2011

La hija de Robert Poste - Stella Gibbons


Pues esta novelita la encontré por casualidad en una especie de todo a cien de libros, sólo que ésta no valía un euro precisamente. Prometía bastante, así que me puse a ello y me la leí.

Flora Poste es la hija de Robert Poste, quien a su muerte deja en herencia a su hija cien libras anuales, lo que al parecer es insuficiente para vivir. Así que Flora decide irse a vivir con aquéllos de sus parientes que quieran acogerla y escoge, de entre todos los que le contestan, a los parientes granjeros de Sussex, los Starkadder. Todos de lo más raro. Unos completamente asociales, otros hechos unos auténticos donjuanes, la abuela que no sale jamás de su habitación y que no permite visitas, la tía obsesionada con el mayor de los hijos, el tío y sus sermones apocalípticos... Vamos, una vida "soñada". 

Flora decide poner un poco de orden en la familia y empieza por Elfine, la hija menor, aparentemente asilvestrada. Poco a poco consigue refinarla y remueve cielo y tierra para conseguir que se case con un ricachón del vecinadario. 

En más de una ocasión una se pregunta en qué época suceden los hechos, ya que aparenta ser una novela victoriana, del tipo de las de Jane Austen, pero algunas cosas (como la charla sobre anticonceptivos que tiene con Meriam, la criada a jornal) te descuadran. La verdad es que no he conseguido emplazar la acción, pero tampoco hace falta. Te ríes, te entretiene, y poco más. Tampoco me ha parecido la obra maestra que dicen algunos que es.

26 de abril de 2011

Nido vacío - Alicia Giménez Bartlett


Me he topado con la inspectora Petra Delicado por casualidad, en la biblioteca de mi pueblo. Éste es el séptimo libro que Alicia Giménez Bartlett le dedica a esta inspectora, así que me he saltado una buena parte de su vida y he aparecido sorpresivamente en mitad de su vida, sin saber nada de antes. La autora nos da unas pinceladas de la vida anterior de Petra, sus desamores y sus amores, su mal genio y sus relaciones con sus subordinados, para que las que, como yo, no sabemos nada de su vida, podamos situarnos.

La novela comienza en el momento en que a la inspectora Delicado le roban su arma reglamentaria en una situación absurda. La ladrona es una niña de apenas ocho años que no aparece por ninguna parte. Buscándola, la inspectora se sumerge en un mundo asqueroso de pornografía infantil, de inmigración ilegal y prostitución que le hacen plantearse su propia vida, su soledad, su falta de aspiraciones "sociales". Al mismo tiempo, se ve inmersa en una relación extraña con el padre de la única testigo del robo, otra niña de ocho años.

Pero además describe su vida laboral dentro de la policía, su relación con sus subordinados y con sus superiores, con los jueces... Petra es un poco borde, por decirlo con suavidad, pero al mismo tiempo tiene un toque de savoir-faire que la lleva a superar su mala leche de una forma un tanto sui-generis.

Probablemente volveré a leer algo de Petra Delicado.

18 de marzo de 2011

La mujer del viajero en el tiempo - Audrey Audrey Niffenegger

He llegado a este libro gracias a mi única seguidora, M. y a las críticas de Isi. Si no hubiera sido por ellas, no lo habría leído, la verdad.

Es un libro muy entretenido, tiene una estructura narrativa interesante que a veces te lleva a volver atrás a comprobar cuántos años tienen los protagonistas. Henry es un pcd, una persona cronodesplazada. Sufre una enfermedad genética que le hace viajar en el tiempo cuando sufre situaciones de estrés o de gran tensión. Sus viajes son completamente aleatorios e involuntarios y tienen un problema añadido: no admiten nada de la época de la que viene, por lo que llega a cada nuevo tiempo completamente desnudo. En uno de sus viajes, cuando tiene 28 años, conoce a Clare, una niña de seis, con la que mantendrá una relación intensa de amistad hasta llegar a conocerse en el presente. La historia está contada desde el punto de vista y el tiempo de Clare, porque el de Henry es un poco caótico. Y además, Henry no puede contar a Clare las cosas que ve en el futuro para no influir en sus decisiones. Cada capítulo empieza con la fecha y las edades de ambos, que en el caso de Henry pueden ser dos, ya que en ocasiones coincide consigo mismo.
No es una historia romántica al uso, en algunos momentos es bastante dura, pues Henry sabe todo lo que va a pasar y en parte nos lo adelanta, y ves la lucha que tiene consigo mismo por no contarlo, por preparar a su gente para las cosas malas que han de venir; y él mismo sufre cuando vuelve al pasado a ver a su madre muerta y la ve hablar, andar, estar. Yo me ponía en su lugar y pensaba en qué haría si pudiera volver a ver a mis padres, aunque fuera de lejos. Y tiene también la desventaja de volver a revivir los malos momentos, volver a vivir el momento de la muerte de su madre, por ejemplo, una y otra vez. También es duro leer cómo Clare vive las ausencias repentinas de Henry, sin saber si estará bien en ese otro tiempo, si habrá encontrado ropa o comida, sin saber si volverá entero...

Vamos, que la recomiendo vivamente.

11 de febrero de 2011

El hombre del lago - Arnaldur Indridason


Cuarta entrega (aunque cronológicamente es la tercera) de la serie Erlendur. Qué manía tienen estos editores con traernos las series desordenadas, luego no eres capaz de hilar acontecimientos...

En este caso Erlendur se enfrenta a la aparición de un cadáver en un lago, atado a una vieja radio rusa y con un golpe en la cabeza. Las investigaciones les llevan a la época de la guerra fría, el telón de acero y las repúblicas socialistas de Europa del Este, con sus espías y demás. La historia actual del cadáver se mezcla con la de Tomas, un estudiante islandés, que se va a estudiar a la Universidad de Leipzig becado por el partido socialista. Allí conoce a compañeros islandeses y socialistas y a otros que no lo son tanto, y descubre que el socialismo no es lo que él creía. Es curioso leer sobre estos temas que parecen tan lejanos en el tiempo, desde el punto de vista de Islandia, un país que apenas conocemos y que, al parecer, no se vio demasiado implicado en el follón de la guerra fría. 

Además, en esta entrega, Erlendur recupera la relación con su hijo Sindri y parece, además, que su relación de amistad con Vergeldur se afianza y podría llegar a más. Parece que se va haciendo un poco menos huraño, un poco más amigable. Cada vez me gusta más.

5 de febrero de 2011

Nadie vale más que otro - Lorenzo Silva


En esta ocasión, Silva nos presenta cuatro relatos cortos protagonizados por Bevilaqua y Chamorro. Sin grandes alharacas, con unos relatos cercanos a lo cotidiano, nos acerca a la vida laboral común y corriente de dos guardias civiles, con sus miserias (esos coches confiscados a los malos, esos políticos que casi te obligan a una pronta resolución del caso) y sus alegrías, si las hay. Con cuatro casos de esos que salen en los programas de por la tarde en la tele,
Bevilaqua y Chamorro se las arreglan para quedar, como siempre, estupendamente, aunque sean cosas de "andar por casa" (si es que algún crimen puede ser algo de andar por casa).
Me gusta, además, esas descripciones de los civiles de pueblo, tan acertadas, tan aceradas, con esos hombres tan de la "vieja guardia", esos otros más de hoy en día, y esas mujeres guardias civiles a las que les toca apechugar con el machismo inherente a este cuerpo armado.
Merece la pena leerlo. A los aficionados, como yo, de esta pareja de investigadores, nos vale como aperitivo. A quien no los conozca, les valdrá para comenzar a adentrarse en su mundo.

27 de enero de 2011

Tea Bag - Henning Mankell


Vuelvo a Mankell, esta vez en una historia que no tiene nada que ver con Mankell, ni siquiera es policíaca, e incluso se entretiene en denostar las novelas policíacas con la excusa de que las puede escribir cualquiera.

Tea Bag es una muchacha negra que huye del continente africano, atraviesa el Estrecho como buenamente puede y acaba en un campamento de refugiados al sur de España. Consigue llegar hasta Suecia, donde transcurre el resto de la acción. Pero en realidad no es la principal protagonista de esta historia. El protagonista e hilo conductor entre todas las historias de mujeres emigrantes que aparecen es Jesper Humlin, un conocido poeta sueco, pedante, histriónico, creído, insoportable, al que todo el mundo a su alrededor trata fatal. Son tronchantes las conversaciones con su colega de escritura, Victor Leander, con su editor (un fumador empedernido que siempre está remando en un despacho helador), con su agente de bolsa, con su pareja y con su madre; todos ellos empeñados en no escuchar a Humlin y sostener conversaciones besuguiles con él. 

En una charla que le han preparado se encuentra con un antiguo amigo que le organiza una especie de taller literario para enseñar a escribir a chicas emigrantes. Y ahí aparecen Tea Bag, Tanja y Leyla. De Tea Bag ya conocemos su procedencia. Leyla ha llegado de Irán con toda su familia y se rebela contra sus orígenes y su cultura. Tanja procede de algún lugar entre Rusia y Lituania, y ha huído de la trata de blancas. Cada una con sus problemas y sus historias, son capaces entre las tres de enredar a Humlin en un mundo completamente desconocido para él, el de la inmigración ilegal. Y le hacen ver más allá del delincuente que, comúnmente, cree que hay detrás de cada inmigrante. 

Es una novela divertida, dura, sincera, que me ha gustado mucho. La recomiendo, porque otras veces otras novelas "no Wallander" de Mankell me decepcionaron, pero ésta merece la pena.

19 de enero de 2011

Por encima de toda sospecha - Joaquín Leguina




Hace años descubrí a Joaquín Leguina a través de un libro "Tu nombre envenena mis sueños" que me dejó completamente encandilada. Años después me lo volví a leer y ya no me gustó tanto, tanto, como aquella primera vez. Este que hoy me ocupa, "Por encima de toda sospecha", es una novela policíaca breve, ambientada en Madrid en plena crisis del chapapote, en la que Baquedano, un abogado a ratos perdidos, se encarga del caso de un hombre acusado de matar a su jefe. La trama no da mucho de sí, aunque la novela está perfectamente ambientada y documentada: cada bar que frecuenta Baquedano es un bar que existe en la realidad, y algunos de los personajes que aparecen son personajes reales conocidos por Leguina. Es una mini novela para pasar el rato, que entretiene e intriga, y ya. Yo lo encontré en la biblioteca.

17 de enero de 2011

La pequeña vendedora de prosa - Daniel Pennac


En vista de que nada de lo que empiezo últimamente me llena, vuelvo a la carga con Pennac y su serie Malaussène, con toda su tribu alrededor. Pennac me vuelve a hacer reír con esta tercera entrega de la serie. Malaussène se enfrenta a la boda católica de su hermana Clara y Clarence, el director de una prisión modélica y extraña. Pero Clarence muere asesinado nada más empezar y la tribu completa se entrega a cuidar de Clara, embarazada de Clarence, prometiendo a la policía no inmiscuirse en la investigación. 

Así pues, Benjamín se ve obligado a aceptar el trabajo que le ofrece la Reina Zabo, su antigua jefa, y se hace pasar por el escritor más vendido de Ediciones el Talión, J.L.B., hasta entonces sin rostro. Pero algo se tuerce en el camino de Benjamín en la presentación del nuevo libro de J.L.B.

En esta novela conocemos el pasado de la Reina Zabo, y su relación con Loussa de Casamance, desde su más tierna infancia. Conocemos aún más al inspector Van Thian, "atado" a Verdún, la hermana más pequeña de Benjamín. Y sabemos de lo que es capaz Julie por amor, o al menos lo que parece que es capaz de hacer.

Hay una frase en el libro que me ha gustado especialmente: hablando de Van Thian, que lleva permanentemente en brazos a la pequeña Verdún, dice "Ser padre es quedarse manco", y creo que no hay definición mejor para la maternidad/paternidad (vista desde el lado amoroso y no desde el "no lo cojas, que se malacostumbra".