10 de septiembre de 2016

Río negro - Arnaldur Indridason


Aunque en la portada pone que es de la serie de Erlendur Sveinsson, a Erlendur apenas se le mienta en todo el relato, ya que se encuentra aparentemente de vacaciones en los fiordos. Tiene una pinta de ir a quitárselo del medio...

En su lugar nos encontramos a Elínborg, una mujer más amistosa que Erlendur, que me pareció siempre hermético. Elínborg está casada con un mecánico de coches que es absolutamente feliz, y tiene dos hijos y una hija, una vida familiar más o menos normal y una afición que le ayudará a resolver el caso que le ocupa: la comida asiática y especialmente la india.

Un hombre es encontrado muerto en su apartamento, en medio de un charco de sangre, con un montón de pastillas de rohypnol en la boca y la garganta. Nada parece estar fuera de su sitio excepto un chal de mujer. Nadie parece haber visto nada excepto una pirada, una mujer mayor obsesionada con las ondas electromagnéticas de su apartamento. El muerto no parece tener amigos ni enemigos, es técnico de telefonía y no destaca por nada.Con estos mimbres Elínborg tiene que tejer un cesto difícil de tejer. Las pesquisas llevan a la policía a preguntar a los clientes del gimnasio al que acudía, a los clientes de la compañía telefónica, a sus antiguos compañeros de instituto... nada parece llevar a resolver el enigma de su muerte. Hasta que una observación hecha sin más hace que Elínborg hile algunas cosas y vea el conjunto más claro.

La verdad es que es impecable, de pe a pa. No deja un hilo suelto y nada chirría. Es una novela corta, se lee en un suspiro y, sin hacer que tengas ansiedad, te pide no dejarla. Muy recomendable.


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