20 de octubre de 2015

Persona - Erik Axl Sund


Odio profundamente los libros de trilogías que te obligan a leer los dos siguientes porque la historia no concluye. No, así no se hacen las cosas. Si tienes ganas de vender tres libros, escribe tres libros. Pero acaba cada uno de ellos.

Por otro lado, la historia es tenebrosa, escabrosa y dura. Hay abusos a menores, muertes de niños que han sido torturados, violaciones... y un exceso, a mi parecer, de indicaciones geográficas que aturullan porque a ratos parece que estás leyendo las instrucciones del tomtom...

Jeanette Khilberg es la policía encargada de investigar la muerte de dos chavales que aparecen en distintos puntos de Estocolmo con signos bastante evidentes de haber sido torturados y abusados. Se entrevista con la psicóloga Sofia Zetterlund, especializada en traumas infantiles, que está inmersa en la terapia de dos personas especialmente difíciles: Samuel Bai, un niño-soldado de Sierra Leona, y Victoria Bergman, una mujer de vida complicada y víctima así mismo de abusos en su infancia. La comisaria Khilberg es como para darle una colleja cada dos por tres. La psicóloga es de lo más obtuso. Y, a pesar de todo, acaban liadas para dar más emoción al asunto, sobre todo ahora que el marido de Jeanette se ha liado con una marchante de arte.

Y, en fin, aquí nada es lo que parece y hay muchas trampas. La historia ha empezado a ponerse intersante casi al final y es entonces cuando te das cuenta de que ¡tachán! el libro se acaba y tienes que leerte el siguiente para saber qué demonios ha pasado. Y no, por ahí no paso. No habrá segunda ni tercera parte para ti. Ya buscaré quien me lo destripe.

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