27 de agosto de 2013

El mensaje que llegó en una botella - Jussi Adler-Olsen


Me lo acabé el día 19, volviendo de viaje. No pude turnarme conduciendo con mi chico hasta que lo acabé porque no podía dejar de leer...

Una botella con un mensaje dentro aparece en las costas de Escocia. El policía encargado de recogerla sufre un percance y la botella permanece olvidada durante años en el que fue su despacho hasta que una persona la abre y encuentra dentro los restos de un inquietante mensaje de socorro. Tras ser estudiado por los técnicos en estas cosas, la botella es remitida a Dinamarca, pues de ahí parece haber partido, y recala en la mesa de Carl Morck. Y con estos mimbres ya podemos preparar este otro cesto de Adler-Olsen, tan tenso como los anteriores, tan lleno de maldad, de dolor y, en este caso, de sectas religiosas. Carl, Assad y Rose se meten de lleno a investigar mientras pelean con inspección de salud por el amianto presente en la zona donde está ubicado su despacho. Además, Rose se pone enferma y la sustituye su gemela Yrsa, que es su absoluto contrapunto (algo así como si Draculaura tuviera una hermana como Barbie). 

La investigación, a ratos, me ha parecido un poco jaleosa, cuando parecía haber pasado una semana a lo mejor habían pasado unas horas. Puede que me lo haya parecido a mí porque me lo he leído con los niños alrededor, a trompicones, en el viaje, en huecos libres, y no he podido darle una continuidad a la lectura. Pero vamos, eso no resta un ápice de tensión al libro. Si acaso, los finales me empiezan a parecer iguales... 

No os lo perdáis, de verdad, Una vez más, mis uñas han sufrido lo suyo...


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