28 de marzo de 2014

Billie - Anna Gavalda

Billie es una chica de familia desestructurada. Con una autoestima baja, en la escuela trata de pasar desapercibida, en su casa cobra de vez en cuando.

Frank es un chico en una familia estructurada. Pero es homosexual y su padre es un integrista religioso. Su madre se forra a pastillas para poder soportar la situación.

Así pues, en el instituto son dos apestados. Se ignoran mutuamente hasta que tienen que hacer un trabajo para clase: representar una parte de una obra de teatro de Alfred de Musset. En los ensayos, Frank y Billie se harán amigos para siempre. 

Billie cuenta su historia en un flash back desde un barranco al que ha caído con Frank. Cree que Frank está muriendo a causa de la caída y ruega a una estrella que le salve, mientras relata la historia común de ambos. Es una historia triste, claro, son dos apestados, dos parias. Se me ha hecho tediosa hasta casi el final. Ese final que es abrupto, con la historia del burro y la excursión que les lleva hasta el barranco. Con esa familia de padre "perfecto" que les acompaña. 

Me ha parecido floja, nada que ver con "Juntos, nada más", o con "El consuelo". Afortunadamente es una novela breve. 

26 de marzo de 2014

El arte de llorar a coro - Erling Jepsen


Allan es un niño de once años que vive en un pueblo danés o noruego, ahora mismo no recuerdo. Su familia es peculiar y su vida es peculiar. Nos relata su vida desde el punto de vista inocente de un niño de once años y aunque lo que cuenta es atroz, nos hace reír. 

Allan vive con sus padres y su hermana Sanne. Su hermano mayor estudia en la gran ciudad. Su padre tiene una pequeña tienda de comida, pero su gran aficción, lo que realmente le gusta, es dar discursos en los funerales. Entonces se crece y es feliz, y "si papá está feliz, todo va bien en casa". Pero claro, en el pequeño pueblo en el que viven no se muere tanta gente como a uno le gustaría... La madre es un ser insulso, que prefiere no saber y esconde la cabeza debajo del ala como un avestruz cada vez que hay un problema. Su hermana Sanne sufre los abusos de su padre. Cuando el hermano mayor descubre tales abusos, Sanne es sometida a tratamientos psiquiátricos y farmacológicos; el padre se hunde; y Allan, para que su padre sea feliz, empieza a maquinar muertes de familiares y amigos. Todo ello en tono tragicómico que hace que las cosas más atroces te hagan sonreír por cómo lo cuenta el niño. La crianza de conejos para matarlos posteriormente es otro capítulo más de la normalización de la violencia que sufre Allan. 

Y luego hay cosas profundamente cómicas, como el convencimiento de Allan de que Jesucristo se reencarnó en Tarzán, o su forma de ganar dinero para comer mostrando a su hermana drogada; o con el miedo a que ver la tele más de una hora (hablamos de principios de los setenta) produjera ceguera y dolores de cabeza. 

Vamos, que la vida de Allan no es precisamente un jardín de rosas, pero su forma de verla nos hace sonreír más que llorar. Como cuando espía, junto con una amiguita, al teniente de alcalde en el momento de liarse con una colega y en medio del fragor se lían a discutir en por qué dos adultos se estaban desnudando el uno al otro y por qué se desnudan solos cuando tienen hijos. 

—¿No saben desnudarse solos? —pregunta Mette.
—Se quieren —le explico—, y cuando la gente se quiere lo hace así.
—Mi madre y mi padre no.
—Eso es porque están casados, hija, mi madre y mi padre tampoco lo hacen.
—¿Por qué? ¿La gente que está casada no se quiere?
—Sí, pero como tienen hijos no les queda más remedio que demostrarles que saben vestirse y desnudarse ellos solos, si no los hijos no aprenden nunca.
—Ya, pero ¿y cuando los hijos no están mirando?
—Ahí nunca se sabe lo que hacen.

4 de marzo de 2014

El juego de Ripper - Isabel Allende


El inicio me fascinó. Ese comienzo tan macabro, con ese primer asesinato tan espectacular, te deja con ganas de más. De pronto pasamos al mundo happy flower de Indiana y levantas una ceja pensando ¿dónde estaba lo que tanto prometía?. Luego te enteras, claro, y aunque me ha costado, me volvió a enganchar, aunque bastante más adelante.

Indiana es una hippy-happy, que se dedica a dar masajes de reiki en una clínica holística, todo muy happy flower como ella. Está divorciada, aunque su ex, policía por más señas, es un perro del hortelano y se cree con derecho a controlar con quién sale su ex (aunque a ella parece no importarle). Tienen una hija, Amanda, un perro verde que está internada en un colegio y se dedica a jugar a un juego de rol llamado Ripper, en el que investiga, junto con otros perros verdes esparcidos por el mundo, casos de asesinato. Claro que además Amanda cuenta con información privilegiada gracias a su padre. Su abuelo también participa en esto del Ripper, es un abuelo la mar de moderno...

Una serie de asesinatos aparentemente sin conexión entre ellos tiene en jaque a los jugadores de Ripper, y a medida que avanzan en sus investigaciones la cosa se va complicando. Pero cuando la madre de Amanda desaparece (y no os reviento nada, lo dicen prácticamente al principio), los jugadores se dedican en exclusiva a encontrarla. Y hay mucha gente rara pululando por ahí...

Y bueno, la historia engancha, pero llega un momento en que piensas que es todo un poquito estilo McGyver, entre los listos del ripper, el navy seal novio de Indiana, el experto en inteligencia artificial, la policía tonta... ahí todos juntos pero no revueltos. Prefiero a la Allende mágica que a ésta que se apunta al carro de la novela ¿negra?.